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El Reino Unido elige México como palanca de su ofensiva latinoamericana

Soledad Gallego-Díaz

La reina Isabel II de Inglaterra llegó ayer a México en la tercera etapa de un viaje de veintiún días por el Pacífico. Esta es la primera visita oficial de una personalidad británica a un país latinoamericano desde la guerra que opuso la primavera pasada al Reino Unido y a Argentina a causa de las islas Malvinas.

La gira de Isabel II comprende Jamaica, las islas Caimán, México, la costa oeste de Estados Unidos y Canadá. Las dos etapas más importantes, por razones diferentes, son México y Los Angeles, en California.México, porque Londres pretende mejorar su imagen en Latinoamérica y el país centroamericano puede ser un buen trampolín para ello. El Reino Unido y México mantienen buenas relaciones (la reina visitó ya el país en 1977) y durante la guerra de las Malvinas el Gobierno mexicano mantuvo una actitud de apoyo a Argentina, pero de condena al empleo de la violencia.

Al margen de las buenas relaciones tradicionales, Londres ha elegido para iniciar su ofensiva latinoamericana un país con el que mantiene estrechos lazos comerciales. México, que atraviesa una difícil situación financiera, debe una importante cantidad de dinero a Londres: el 16% de su déficit público está financiado con libras esterlinas.

Los intereses comerciales ingleses y mexicanos tienen otro importante punto en común: el petróleo. Ambos países, grandes productores, no pertenecen a la OPEP, pero, como consecuencia de la reciente falta de acuerdo en el seno de la Organización de Países Productores, han debido bajar el precio de su crudo, lo que agudiza aún más los problemas del país latinoamericano.

Este será, sin duda, uno de lo principales puntos tratados en las conversaciones entre el ministro de Asuntos Exteriores británico, Francis Pym, que acompaña a la rema, y el presiente mexicano, Miguel de la Madrid. De la Madrid acudió a Acapulco a recibir a Isabel II con los titulares de Hacienda y Exteriores.

Pym aprovechará también la ocasión para discutir con su colega Bernardo Sepúlveda la situación en Belize, una antigua colonia británica que reclama Guatemala y en la que Londres mantiene una guarnición de mil soldados, a petición del Gobierno local.

México, que ostenta tradicionalmente un liderazgo centroamericano en cuestiones de política exterior, puede ejercer una influencia moderadora en el Gobierno guatemalteco.

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