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Casi un centenar de víctimas en un incendio que devasta la costa sureste de Australia

Aproximadamente ochenta personas han perecido en el gigantesco incendio que asola desde el pasado miércoles la costa sureste de Australia y que por el momento no ha podido ser sofocado. Estimaciones oficiales suponen que la cifra de víctimas puede crecer en las próximas horas.

El incendio, que amenaza a las importantes ciudades de Melbourne y Adelaida, ha provocado la suspensión de la campaña con vistas a las próximas elecciones generales anticipadas. El primer ministro en funciones, Malcolm Fraser, y el jefe de la oposición laborista, Bob Hawke, se han trasladado a las zonas devastadas, donde se ha concentrado toda la ayuda federal.En la región de Melbourne, las llamas amenazan 60.000 hectáreas de bosques en Cockatoo donde han perecido carbonizados once bomberos. En la zona de Adelaida un repentino cambio de tiempo ha hecho renacer esperanzas de que el fuego puede ser neutralizado con rapidez.

Hasta el momento 1.360 inmuebles han quedado reducidos a cenizas en el Estado de Victoria, en la región de Melbourne, de acuerdo con noticias de una agencia de seguros. Sin embargo, las autoridades oficiales se niegan por el momento a hacer un balance de los daños materiales, que son elevadísimos.

Ayuda a los damnificados

El hasta ahora primer ministro, Malcolm Fraser, anunció que el Gobierno federal triplicará la ayuda a los damnificados por el incendio sobre la cifra que reciban de sus respectivos Gobiernos locales.El fuego se extendió a velocidad vertiginosa en tan sólo veinticuatro horas, carbonizando millares de hectáreas debido a la sequía y al intenso calor de la región, más de cuarententa grados. Siete localidades del Estado de Victoria quedaron casi completamente destruidas, y 2.000 edificios, arrasados. Más de 130.000 hectáreas fueron devoradas por las llamas y el 80% de las aldeas cercanas a las poblaciones de Upper Baconsfield y Cockatoo han sido totalmente destruidas.

Una espesa y negra nube de humo cubre gran parte de los dos Estados australianos víctimas del gigantesco incendio, Victoria y Australia del Sur. Alrededor de 7.000 soldados participan en las labores de extinción ayudados por los aviones contra incendios, que arrojan toneladas de agua sobre las llamas.

Un cambio en la dirección del viento, que el pasado miércoles alcanzó los 45 kilómetros por hora, permitió a los equipos de bomberos un cierto control sobre dieciséis focos de incendio declarados en la región de Adelaida. A pesar de ello, 5.500 kilómetros cuadrados ardieron completamente.

La prontitud en la propagación del incendio originó escenas dramáticas entre la población. Así, mientras las personas que se encontraban en sus casas eran evacuadas urgentemente, otras que estaban en el interior de sus automóviles quedaron bloque das y perecieron asfixiadas.

En el Estado de Victoria, el fuego resultaba incontenible. Las carreteras resultaron bloqueadas; puentes de madera y metálicos, inutilizados, y múltiples casas, reducidas a cenizas.

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