Madrid, una autonomía apetecible
El futuro presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid manejará un presupuesto superior al de nueve ministerios. El protocolo le va a tener bien considerado, por delante del alcalde de la capital, y será de las primeras personas que saluden a Fidel Castro y a cuantos jefes de Estado pongan pie en el aeropuerto de Barajas. Es previsible que en su gestión no encuentre problemas especialmente espinosos ni situaciones difíciles heredadas. La región registra la renta per cápita más elevada de todas las comunidades autónomas españolas y, sin embargo, no es de las peor dotadas en el Fondo de Compensación Interterritorial. Los funcionarios que le sean transferidos desde el Estado no tendrán que hacer las maletas y buscar piso en otra ciudad, ni necesitarán por tanto estímulos económicos para descender a la administración autonómica. Por todo ello, la adaptación puede resultar relativamente fácil. El punto de partida es una estructura ya existente, la diputación. Por si fuera poco, Madrid puede resultar más beneficiada que otras regiones en los ingresos del capítulo de impuestos cedidos por el Estado. Los candidatos que ya se perfilan para la presidencia de la comunidad, Joaquín Leguina, del PSOE, Luis Perinat, de AP, y Lorenzo Hernández, del PCE, tienen ante sí, desde luego, una autonomía apetecible.
