Salvar Toledo
Ateniéndome al derecho de réplica, me veo obligado a puntualizar el artículo aparecido en EL PAIS el 20 de enero, en la sección titulada Gente, que vierte una opinión sobre mi persona. En dicho artículo, tras referirse a la huelga de hambre que realicé en la plaza de Zocodover, se me califica como "famoso por sus protestas excéntricas".En la defensa del patrimonio artístico de Toledo, las protestas excéntricas, como define el periodista, parecen ser el único medio existente para alertar del deterioro constante y el expolio impune que viene sufriendo la ciudad hace ya tiempo.
Mi preocupación por la integridad artística de Toledo no ha derivado o se ha expresado en "extravagancias" desde un primer momento. Denuncia tras denuncia han sido formuladas oficialmente de los distintos atropellos a la Delegación de Cultura, comisaría de policía, Gobierno Civil de Toledo; denuncias que en la mayoría de los casos han sido arrinconadas, mientras los expoliadores siguen obrando a su albedrío. Baste como ejemplo el que merced a estas denuncias se pudo recuperar el escudo del siglo XV ubicado en el puente Alcántara, que desapareció el 19 de diciembre de 1981 (los ladrones cortaron el fluido eléctrico del puente y a maza y cortafrío arrancaron el escudo, de un peso aproximado de setenta kilogramos), y ésta es la fecha en que no se ha averiguado quiénes fueron los autores del robo. Similar a éste se encuentra el caso de las ocho cabezas de las esculturas góticas del pórtico de los leones de la catedral, que desaparecieron; a los pocos días apareció una en posesión de un vecino, y las siete restantes, en una bolsa dentro de una boca de riego.
Y uno de los últimos atentados contra nuestra ciudad lo ha sufrido la obra de Victorio Macho La madre, que el día 19 de los corrientes recibió dos golpes en la mano izquierda y al día siguiente cuatro en la mano derecha y uno en la izquierda.
Tras mi denuncia a la Delegación de Cultura, la obra continúa desatendida y expuesta a un nuevo atentado. /
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