Un artículo de Díez-Alegría
El artículo de José María Díez-Alegría titulado Contribución a un diálogo sobre el aborto, publicado el 23 de enero de 1983, me estimula a escribirle esta carta.El citado artículo tiene un smog lingüístico poco saludable: de relativismo sobre la verdad, de probabílismo en lo ético y de un cierto confusionismo entre la ley injusta, la no conveniente, la inútil y la incumplida.
La vida es un bien radical, base de todos los demás bienes.
En un árbol se podan las ramas, pero no la raíz.
Nunca se puede justificar la mentira y el mal, aunque debemos ser comprensivos con el mentiroso y el malvado.
Cuando el valor vida se pospone al bochorno social, al dinero, a la comodidad y a las seguridades propias se destruye la armonía de valores, y el jugarse la vida a cara o cruz es un signo de degeneración sociocultural y de civilización irresponsable.
Lo razonable es no poner las causas para la generación de individuos no deseados. Es irracional querer y procurar las causas de la procreación y desesperarse de los efectos. Quedamos molidos psíquicamente si queremos luchar contra los molinos de la ley natural. / Florencio Murúa. .
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