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Un acuerdo conveniente

(...) De cara a la evolucion económica durante el corriente año, la verdad es que un acuerdo como el que virtualmente ya está alcanzado va a ser un instrumento importante de ayuda a la política antiinflacionista de Miguel Boyer, que con sentido de la responsabilidad, y superando anteriores tomas de posición del PSOE, centra ahora su atención en conseguir una reducción de la inflación al 12%, que permita que, cuando la economía mundial se reactive a finales de año o principios de 1984, la economía española esté en condiciones de sumarse a la nueva corriente y no esté, obligatoriamente, inmersa en un duro plan de estabilización, con sus desagradables consecuencias sobre el nivel de vida y sobre los planes de las empresas.Por otra parte, el acuerdo es tanto más importante en cuanto que las dificultades han sido fuertes, y las negociaciones, muy laboriosas. La verdad es que el Gobierno no estuvo afortunado -y así lo pusimos de relieve en esta columna editorial- cuando por encima de las partes decidió rebajar la jornada laboral a cuarenta horas, lo que era una fuerte carga para muchas empresas, especialmente en estos momentos en que, tras casi diez años de crisis, tienen unas estructuras muy debilitadas. En este contexto, la posición de la CEOE de negociar salarios-hora tenía su clara justificación, ya que, si los sindicatos negocian aumentos de salarios, las empresas deben negociar costes laborales. Un error similar pudo haber sido cometido con las cuotas de la Seguridad Social, pero la verdad es que en este tema la capacidad de negociación del presidente del Gobierno ha llevado a una solución que ha resultado aceptable para los empresarios. (...) El acuerdo final sobre la jornada laboral parece indicar un cierto compromiso entre patronal y sindicatos en las 1.826 horas anuales y la asunción de que el Gobierno no provocará una gran rapidez en este tema, con lo que la reducción de jornada entraría en vigor en el último trimestre del año.

El conseguir una banda salarial ha sido también difícil. La oposición de partida de la CEOE consistía en aumentos del 6% al 10%, lo que significaba una amputación importante de los salarios reales y podía haber tenido, a través de una reducción del consumo privado, efectos negativos sobre la ya muy debilitada actividad económica. La posición de los sindicatos de exigir la presencia en la banda del 13% era también exagerada, ya que podía significar aumentar los salarios reales cuando la necesaria solidaridad ante la crisis exige que los salarios reales no continúen creciendo, e incluso desciendan ligeramente. La posición del profesor Fuentes Quintana, señalando que los aumentos importantes de los salarios reales para los que tienen empleo es una muestra de insolidaridad con los desempleados y tienden a aumentar el paro, es una realidad. Desagradable quizá para muchos ciudadanos, pero que avala completamente la tozudez de los hechos. La banda final del 9,5% al 12,5% es realista, porque permite mantener los salarios reales o, en todo caso, una ligera disminución, que no puede ser traumática. (...).

30 de enero

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