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Los secuestradores de Echeverría impusieron como enlace a una persona ajena a la familia

Un miembro de una conocida familia donostiarra sirvió como enlace entre los secuestradores del joven Miguel Ignacio Echeverría y sus familiares, a petición expresa de los primeros, según ha podido saber EL PAIS. Esta persona, no significada políticamente y nada sospechosa de estar relacionada con organizaciones terroristas, recibió dos llamadas telefónicas, en las que los secuestradores le indicaron los lugares en que habían depositado sendos mensajes que debía hacer llegar a los familiares del joven.

La familia Echeverría recibió así las instrucciones para el pago del rescate y las pruebas que demostraban que Miguel Ignacio se encontraba con vida y en poder de quienes se atribuían el secuestro. Este sistema, utilizado ya por la organización terrorista ETA Político-militar VIII Asamblea en el secuestro del industrial de Zarauz, Rafael Abaitua, permitió a quienes retuvieron a Miguel Ignacio burlar el cerco policial establecido sobre la familia Echeverría y evitar que sus comunicaciones telefónicas fueran interceptadas.Las pruebas hechas llegar a la familia Echeverría fueron dos fotografías del joven, una carta de su puño y letra y una frase escrita por él mismo en un ejemplar del diario donostiarra Egin. Movido por razones humanitarias, la persona que sirvió de enlace entregó los escritos a la familia del secuestrado, sin dar cuenta a la policía de los antecedentes y circunstancias que rodearon el caso.

Tal como adelantaba ayer un diario madrileño, el pago del rescate fue efectuado arrojando el dinero desde un tren en marcha, pero, no desde el expreso Madrid-Irún, como afirmaba el mismo rotativo, sino desde el Sol de Levante, que cubre diariamente el recorrido entre Irún y Alicante. Un miembro de la familia Echeverría arrojó una bolsa con el dinero entre las 19.30 horas y las 21.00 horas del sábado, en el momento en que una persona situada en el exterior hizo una serie de señales luminosas con una linterna, tal y como habrían hecho saber los secuestradores a la familia o miembros con los que habían contactado previamente.

Señales luminosas como contraseña

Los secuestradores habían comunicado a la familia que debían arrojar el dinero en un punto que puede estar situado en las inmediaciones de las instalaciones de Pamplona, Tafalla o Alsasua, inmediatamente después de que percibieran unas señales luminosas de distintos colores.Por sorprendente que parezca, este mismo método fue utilizado por ETA, con éxito también, hace ya algún tiempo para cobrar el dinero de un rescate.

Al parecer, los Echeverría han entregado a los secuestradores los 161 millones de pesetas que estos exigieron en concepto de rescate si bien la totalidad de la suma habría sido abonada en pesetas.

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Las fuentes consultadas desmintieron ayer la información publicada por un medio de comunicación según la cual representantes de los secuestradores y miembros de la familia se habrían entrevistado en la cafetería Bay-Bay, situada en el mismo edificio donde residen los Echeverría en San Sebastián. Dichas fuentes sostienen que el único contacto relacionado con el secuestro tuvo lugar en la citada cafetería y fue una llamada telefónica, que efectuaron desde Zaragoza, los delincuentes comunes que intentaron hacerse pasar por los secuestradores para cobrar así el rescate.

Durante su cautiverio, el joven Miguel Ignacio Echeverría permaneció en tres pisos distintos, en uno de los cuales oyó el ruido de aviones volando a baja altura, lo que hace pensar que estuvo retenido en las proximidades de un aeropuerto.

La familia Echeverría fue informada días atrás por un representante de la Consejería de Interior del Gobierno Vasco de que el secuestro podía ser obra de ETA Político-militar VIII Asamblea, organización terrorista que ha negado reiteradamente su autoría. El dispositivo policial instalado en San Sebastián y otros puntos de la provincia a raíz del secuestro no ha sido levantado todavía.

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