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El fracaso industrial del grupo Prodinsa

El Banco de Madrid y el Catalán de Desarrollo (Cadesbank), contaban, desde su constitución en 1964 ante la notaría de José María de Porcioles, con dos puntos fuertes, la tradición industrial de su presidente Jaime Castell, y las simpatías de El Pardo: el secretario del consejo era José María Martínez Bordíu, barón de Gotor y fueron consejeros Joaquín Viola y Juan Antonio Samaranch, el actual presidente del olimpismo internacional.Claudio Boada, amigo de Castell, entró como vicepresidente de ambas entidades a principios de 1974 para responsabilizarse de las empresas participadas. Pronto llevó al grupo a su equipo de siempre:, Moya, Amusátegui, y Luis Abenza. Organizó el holding Promociones y Desarrollos Industriales SA (Prodinsa), propiedad de los dos bancos a partes iguales. Prodinsa llegó a contar treinta empresas, con predominio en los sectores del metal, electricidad/electrónica, alimentación, petróleo, servicios comerciales, ingeniería y transporte marítimo, y protagonizó uno de los más rotundos fracasos de la reciente historia industrial.

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Yo, Claudio

Cuando se inició el proceso de saneamiento de las empresas en 1979, se presentó el problema aduciendo que el cáncer solo afectaba a Intelhorce y su grupo y se anunció, de pasada, que la disolución de Prodinsa estaba basada en razones fiscales. En realidad, muchas de las treinta sociedades que dirigía el triángulo Boada-Moya-Amusátegui vivían una profunda crisis. Así, Laminados y Forjados de Hiero y Acero (Laforsa, fabricante de redondos, lisos y corrugados para la construcción) entró pronto en suspensión de pagos y se inició la liquidación de la Compañía de Electrónica (especializada en sistemas y equipos de alimentación de energía) y de la Sociedad Anónima Manufacturas Industriales y Deportivas (Samid, la "primera fábrica española de esquíes"). El grupo se deshizo también de Sopromar (exportación siderúrgica) y de Prometal, por venta; disolvió la sociedad de comercio exterior Protrade y redujo su participación en Tratamientos Anódicos (Transa, dedicada a la oxidación anódica de perfiles, tubos, chapas y accesorios de aluminio), Aluperfil (extrusión de aluminio, carpintería de aluminio, tuberías de riego por aspersión, con fábrica en Molins de Rei), Aluminio Condal, Alusan, Unital y Distribuidora Ibérica del Aluminio (Dialsa, comercial del aluminio). La fabricante de motos Talleres Sanglas tendría que salvar después su situación mediante su maridaje con la japonesa Yamaha, en la época post-Boada.

Además, varias empresas textiles del grupo bancario no integradas en Prodinsa atravesaban una profunda crisis. La solución para la principal de ellas, Intelhorce, fue su retorno al sector público en 1980. Con ello se sellaba el trayecto de ida y vuelta (privatización en momentos de expectativa de beneficios, socialización en coyuntura de pérdidas) para esta empresa, trayecto dirigido en todo momento por el mismo protagonista, Claudio Boada. Esta operación formó parte de los tratos de venta del grupo bancario al Banesto, seguidos de muy cerca por el subgobernador del Banco de España, Mariano Rubio, quien había accedido al cargo de la mano de López de Letona, cuando éste fue gobernador del banco emisor, entre 1976 y 1978, y que había incorporado a Miguel Boyer al servicio de estudios. Este traspaso (la carrera por la primacía en la banca privada estaba en un punto álgido tras las absorciones del Ibérico por el Central y del Coca por el Banesto) tuvo lugar en 1980. Su artífice fue el propio Boada, presidente del Madrid y del Cadesbank desde junio de 1979, unos meses después de que Jaime Castell, asustado por el fracaso de sus empresas, (entre ellas las de alguna aventura periodística) y por la nueva situación política, (desde el asesinato del ex-alcalde barcelonés y consejero del grupo Joaquín Viola llevaba una fuer te escolta) se trasladase a vivir a la ciudad suiza de Lausana. Algunos extremos de la situación del grupo nunca fueron aclarados, como la función de la participada compañía editorial Agycsa, tenedora de la mitad de las acciones del Cadesbank.

En junio de 1981 Boada dejó la presidencia de los dos bancos. Le sucedió en el cargo uno de los íntimos y hombre de confianza de Banesto: José María López de Letona.

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