Gerhard Gmoser, embajador de Austria: "Debo a España su lengua y la pintura"
Gerhard Gmoser, el embajador de Austria en España, se presentará al mundo de la cultura española, como lo ha hecho antes en los países en que ha ejercido su carrera diplomática, con una exposición de sus pinturas. En el caso español, el embajador tiene particular ilusión porque, dice, "yo debo a España su lengua y la pintura". Efectivamente, habla un castellano correctísimo -"estudié en Salamanca, y entre mis amigos había pintores como Luis Feito"-y afirma que "los cielos y la luz de Castilla me atraen con mucha fuerza".
Gerhard Gmoser pinta casi siempre paisajes, que muchas veces tienen figuras. Pinta colores fuertes y pinceladas sueltas, según él "claramente posimpresionistas". "Mis maestros, mis dioses de la pintura, son los impresionistas franceses. A veces me han dicho que tengo algo de Rousseau, y es verdad que me gusta mucho la pintura del aduanero. Entre los pintores espafloles me gusta mucho, por ejemplo, Zurbarán".Pero de los pintores españoles lo sabe casi todo, sigue las exposiciones y cree que "hay mucho talento aquí". Ve con gusto a los más jóvenes, esos pintores "post-Matisse" que recuperan el color, y cree que "se ha terminado el tiempo de los malos imitadores de Picasso". Piensa también que "hay un denominador común entre todos los pintores, sea cual sea la tendencia de su pintura: siempre hay un elemento creativo y siempre actúa la imaginación". La imaginación "también es importante para un diplomático, cuyo trabajo le exige tener ideas", y en ese terreno "la naturaleza es el mejor maestro".
La pintura, "además, produce una independencia verdadera. La creación artística está fuera de toda legislación y de toda jerarquía. Es en el terreno en que el hombre, por sí solo, sale de lo común. Además", añade, "a mí la pintura me ofrece la posibilidad de establecer un vínculo con la juventud. En este sentido me impresionaron los jóvenes en Asia, pero también en Argentina, donde hay un público acostumbrado a muchas cosas y buenas". En Buenos Aires expuso en el salón dorado del teatro Colón, y aquélla ha sido excepcional, entre otras cosas porque no se puso a la venta. Hay que decir que el producto de las exposiciones del embajador austríaco lo dedica, sistemáticamente, a obra cultural en el país en que está.
Y en los terrenos de la cultura es donde Gerhard Gmoser relaciona mejor su trabajo como embajador y como pintor. Porque, dice, esa relación con los jóvenes de los países en que ejerce su cargo diplomático le permite potenciar las relaciones culturales mutuas. En el caso de Austria y España, el embajador, que presentó credenciales a finales de noviembre, tiene una serie de proyectos muy interesantes en este sentido, proyectos que se irán concretando a lo largo de los próximos meses. "Justamente en los países en los que las relaciones son más cordiales, como es el caso de Austria y España", dice un poco en broma, "es donde los embajadores tenemos que trabajar más: es donde hay que estrechar los contactos de todo tipo, y no sólo los culturales. También, por ejemplo, los económicos".
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