Las jubilaciones

Yo, Francisco Navas Azuaga, funcionario de Telégrafos, con 55 años de servicio, 18 trienios, medalla de plata a las Telecomunicaciones, una hoja de servicios limpia... Bueno, señor: me llega la hora de la jubilación y mi buen Estado español me asigna una pensión mensual de 38.000 pesetas. Ha leído muy bien: digo 38.000 pesetas mensuales, así está escrito. Pero, señor director: lo que yo no veo muy bien es que, con la Seguridad Social, las pensiones tomen un rumbo tan diferente. Fíjese, señor, fíjese y lea: un empleado de la Seguridad Social (portero de la Cruz Roja, con 37 años -digo 37 años de servicios-, se le asignan nada más y nada menos que 64.000 pesetas mensuales; digo 37 años, 64.000 pesetas mensuales. Por favor, señor, ¿usted cree que esto es realidad?Pues sí, señor, es realidad, y viendo esta realidad me dirijo a los señores ministros, señor Guerra, señor presidente, señor don F. González y otros, y sólo he recibido la callada por respuesta. ¿Este es el cambio? Yo sé que antes le escribía usted a un ministro y los señores secretarios ponían las cartas en su sitio: en la papelera. Yo pensaba que ahora siquiera le darían a un españolito de los que han votado el cambio un acuse de recibo del escrito que se le envía al señor ministro. Pero ni eso. Sólo recibí una carta explicativa, en todo y de lo que piensa hacer el Gobierno, del señor F. Iribarne, lo cual le agradezco en todo lo que vale.

Señor director: dicen que si no tenemos más pensión es que no teníamos mucho haber. Sí, es cierto: muchas gratificación, pero poco sueldo; pero a las demás clases debe de fijarse que sólo le quitan un poquito; a los necesitados, la mitad por mitad, y a las demás categorías superiores, una parte, sólo una parte. Señor, ¿esto es digno, esto es justo?

Y si teníamos poco sueldo, ¿cómo les suben a otros empleados tanto sueldo? Para que cuando llegue la hora de las pensiones se encuentren con esta miseria, 38.000 pesetas, después de 55 años de servicio; 64.000 pesetas de pensión con 37 años de servicio... Esto parece un sueño, pero es una terrible realidad. /