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El Banco de Marbella tiene 186 contratos individuales en los que se le libera de responsabilidad en caso de robo

El Banco de Andalucía en Marbella no pagará a los 186 propietarios de las cajas de seguridad desvalijadas el pasado fin de semana ninguna indemnización por el robo, toda vez que la cláusula séptima de cada uno de los contratos individuales firmados con los clientes exonera al banco de responsabilidad ante cualquier siniestro, incluido el robo. Unicamente cada uno de los perjudicados percibirá la cifra de 500.000 pesetas, 93 millones en total, fruto de un concierto entre el propio banco y una entidad aseguradora. Hasta la noche de ayer, unas setenta personas habían formulado la correspondiente denuncia en la comisaría de Marbella y las investigaciones policiales no habían dado frutos positivos.

Aunque los directivos del banco robado insisten en que es imposible establecer una cantidad total por ser absolutamente privadas las cajas de seguridad, fuentes policiales estiman en cambio que la cifra podría sobrepasar con creces los dos mil millones de pesetas a tenor de las denuncias formuladas ya masivamente en la comisaría de policía de Marbella, que continúa centralizando las diligencias, aunque es un juez local el responsable de las investigaciones.Hasta la noche de ayer, unos setenta de los perjudicados habían pasado por las pequeñas dependencias policiales marbellíes y, según fuentes de toda solvencia, de las declaraciones se desprende que la cantidad será más elevada de lo calculado hasta ayer. Aun que aún faltan más de la mitad de los afectados, en una apreciación global se puede estimar que la media de los valores declarados es superior a los diez millones de pe setas por cada usuario. No obstante, hasta que se presenten todos los damnificados no se podrá establecer una cantidad siquiera aproximada. La mayoría de las personas que faltan por presentar denuncia se encuentran ausentes de la ciudad, también según estimaciones policiales, trasladadas a sus países de origen para pasar estas fiestas navideñas.

Por otra parte, se puede asegurar que el banco no tendrá que indemnizar a los propietarios de las cajas de seguridad. Estos percibirán únicamente 500.000 pesetas cada uno, según un seguro global establecido entre el propio banco y una compañía aseguradora. EL PAIS ha podido comprobar que en el contrato de alquiler de estas cajas individuales figura una claúsula (la séptima, concretamente) que establece exactamente lo siguiente: "El banco quedará exonerado de toda responsabilidad ante cualquier tipo de daño con relación al contenido de la caja derivado de toda clase de siniestro: incendio, inundación, etcétera, así como de robo".

"El robo no dañará la imagen del banco"

Esta podría ser la razón por la cual ninguna de las personas que se han visto perjudicadas por el robo haya protestado ante la dirección del banco ni reclamado por la vía judicial. De hecho, cuando estos acudieron a pedir explicaciones, los directivos bancarios les mostraron uno a uno el contrato firmado en el que, entre nueve claúsulas relativas todas ellas a las normas de funcionamiento de las cajas de seguridad, figura la ya citada.El director provincial del Banco de Andalucía, Francisco Merchán, resaltó en este sentido el a su juicio excelente comportamiento de los clientes de las cajas, "todo ellos antiguos y conocidos por nosotros", y citó la anécdota de que uno de los perjudicados, Jaime de Mora y Aragón, hermano de la reina de Bélgica, le dijo: "Paco, la primera de las cajas que queden arregladas la quiero para mí". La titularidad de la última caja individual fue concedida hace unos cinco meses, por fallecimiento del anterior arrendatario. Según empleados del banco, en las fechas anteriores a la Navidad se usaron con frecuencia estas cajas cuando lo normal es que pasen días enteros sin que ninguno de los 186 propietarios acudan al banco.

Merchán cree que el robo no dañará la imagen del banco, uno de los más antiguos entre los muchos instalados ahora en el casco urbano de Marbella, junto con el de Málaga y el Rural (en la actualidad absorbidos por otros grandes bancos) y la Caja de Ahorros de Ronda. "Aunque esto es una desgracia incalculable y nosotros, sinceramente, hubiésemos preferido que se hubiésemos llevado el dinero de la caja fuerte, ha quedado demostrado que el banco no sólo cumplía las normas de seguridad requeridas por la ley, sino que las sobrepasaba ampliamente".

Aunque estos extremos se llevan con una prudencia extraordinaria, EL PAIS ha sabido que el sistema de alarma instalado hace ahora unos dos años y medio tiene tres dispositivos de seguridad: un sensor de aproximación de personas, uno de percusión (especialmente contra golpes) y otro térmico (sensible a la temperatura derivada por ejemplo de sopletes o berbiquíes). No tiene en cambio el sensor de aproximación de microoridas, lo más sofisticado actualmente y que detecta los objetos móviles cuando se instala a este efecto.

Junto con los sensores citados, existen unos circuitos de seguridad combinados consistentes en cables de ruptura cuyo mal manejo a la hora de desconectar la alarma provocaría inmediatamente que ésta se disparase. Junto a todo lo anterior, había una una batería conectada que accionaría la alarma en caso de un corte del suministro eléctrico. Todo ello apoya la tesis manejada desde el principio de que los ladrones del banco eran verdaderos expertos en el manejo de estos dispositivos.

Sólo cuatro empleados conocían el interior de la sala

Los autores del robo conocían también, o al menos así lo demostraron, la existencia de una segunda alarma local en la saleta de cajas de seguridad. Esta tiene tres dispositivos que funcionan con energía eléctrica y no tiene otro sistema de alarma alternativo que unas claves y unas gruesas cerraduras. En realidad, es una caja fuerte de apertura retardada, de las habituales; en cualquier banco. Según uno de: los funcionarios policiales que participan en la investigación, esta alarma fue desconectado con un fuerte impacto que destroza el circuito eléctrico y provoca el corte de luz. Esta circuris tancia también era conocida por los autores del robo que iban pro vistos de generadores de luz y de numerosos cirios.Unicamente el director, el subdirector, el interventor y un apoderado de éste, conocen el interior de la sala de las cajas de seguridad ya que es siempre uno de estos cuatros (generalmente el interventor) quien acompaña a los clientes Este servicio funciona con dos llaves, una que lleva permanentemente el usuario y otra que está depositada en el banco, necesarias las dos para la apertura de cada una de las cajas.

Se da la paradoja de que, aunque todo el sótano está completamente acorazado (se hizo desde un principio, ya que existe un segundo sótano que no es propiedad del banco), no está blindada la puerta exterior de las oficinas del primer piso colindantes al banco y propiedad de éste, donde están las salas de proceso de datos, por las que penetraron e hicieron un agujero o butrón los atracadores. Incluso el acceso sería relativamente sencillo a la primera planta de la sucursal bancaria a través de una terraza sólo protegida por una cristalera blindada, pero evidentemente vulnerable a tenor de que los ladrones lograron descerrajar una puerta de acero y hormigón de unos veinte centímetros de espesor.

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