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Todo por hacer

"En materia de consumo, en España está todo por hacer." Con esta claridad y contundencia, el nuevo ministro de Sanidad y Consumo, Ernest Lluch, resumía muy gráficamente el abandono administrativo del tema desde tiempo inmemorial. Fue necesario un revulsivo tan dramático y espectacular como los cientos de víctimas producidas por el envenenamiento de aceite de colza adulterado para que se creara un organismo específicamente dedicado al consumo y con rango suficiente, como fue una Secretaría de Estado con esas competencias específicas, que posteriormente, en una de las numerosas reformas administrativas a que tan aficionados somos en España, alcanzara categoría de Ministerio junto con la parcela sanitaria.En esta área del consumo, que tan directamente afecta a todos los ciudadanos, bienvenidas sean las sanciones ejemplarizadoras a los infractores y, por supuesto, la exigencia de responsabilidades penales cuando a ello hubiere lugar. Pero en este terreno, como casi en todos, es mucho más rentable y eficaz prevenir que curar. El ministro Lluch, por derecho, asegura que están dispuestos a ser duros con los infractores y que, como botón de muestra, ahí está la multa impuesta de cien millones de pesetas por el Consejo de Ministros a una empresa de aceites. Añade el ministro: "Y, aun a riesgo de tomar alguna medida antipopular, haré todo lo posible para conseguir que los españoles estén seguros de lo que comen y de lo que beben, y garantizarles cualquier producto que esté en el mercado."

Ciertamente, para luchar con eficacia en este frente del consumo es deseable, imprescindible a veces, la colaboración ciudadana. Pero para que ésta se produzca es necesario, antes que nada, crear unos cauces ágiles y eficaces donde el hombre de la calle pueda informar, denunciar y poner en conocimiento de los organismos competentes aquellos presuntos fraudes. Y no sólo eso, sino también garantizar al ciudadano que su queja, denuncia o información se van a esclarecer en un tiempo breve, pues de lo contrario pocos serán los que se decidan a pasar a la acción. Las asociaciones de consumidores, obviamente, tienen que desempeñar un importante papel, pero hay que potenciarlas, prestarlas apoyo y no sentir recelos injustificados frente a sus actuaciones.

Uno de los proyectos del Ministerio de Sanidad y Consumo, según declaraciones recientes del titular de ese departamento, es dar mayores facilidades a los ayuntamientos para crear asociaciones de información al consumidor, porque creemos que ese acercamiento ayuntamiento-consumidores es muy útil y necesario". Este puede ser el camino para pedir la colaboración ciudadana en el ámbito del consumo, pues sólo desde una buena información, desde un perfecto conocimiento de los derechos que nos asisten, se podrá ejercer esa labor fiscalizadora que nadie mejor que el propio consumidor puede llevar a cabo.

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, 22 de diciembre

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