Un psicólogo norteamericano aventura nuevas hipótesis sobre la amnesia infantil
Un experto en el tema de la memoria, Neisser, es el autor de un libro de reciente aparición en Estados Unidos, titulado La memoria: el recuerdo en un contexto natural, en el que se ofrecen tres posibles hipótesis que pueden servir de explicación para el hecho de que los adultos no logren recordar los hechos ocurridos durante su primera infancia.
"En primer lugar", afirma Neisser, "puede ser que no podamos recordar porque en realidad somos personas diferentes. Pensamos de forma diferente".Como señala Neisser, los adultos piensan con palabras de adulto, con un vocabulario que no tenían cuando eran niños. "Puede ser que resulte más difícil recordar cosas a las que no se puede relacionar con palabras". En un estudio recogido en el libro de Neisser, dos investigadores, Karen Sheingold e Yvete J. Tenney, encontraron que la mayoría de las personas podían recordar el nacimiento de un hermano pequeño que ocurrió entre su tercer y cuarto cumpleaños, pero no podían recordar este mismo hecho cuando ocurrió antes de cumplir tres.
Según Neisser, otra diferencia importante es que los niños pequeños no están sometidos a una rutina diaria tan estricta como un adulto.
En una segunda hipótesis, Neisser afirma que existe un cambio fisiológico en el cerebro que produce la pérdida de la memoria, hecho que tiene su raíz en que el sistema nervioso no se halla totalmente formado en el niño y, en tercer lugar, se muestra parcialmente de acuerdo con el hecho de que existe represión de los recuerdos de la primera infancia.
"La amnesia infantil es una idea de Freud, pero no creo que constituya la única explicación. El niño olvida casi todo y no sólo los recuerdos de tipo sexual o edípico".
Freud describió la amnesia infantil, que priva a la mayoría de las personas de los recuerdos de los primeros seis años de su vida. Esta amnesia empieza cuando el niño comienza a dominar sus instintos primitivos. En este período de su vida, que suele comenzar a los seis años, al finalizar la fase edípica, el niño, según la teoría de Freud, reprime sus fantasías de incesto y violencia en torno a sus padres y a sus hermanos pequeños. Los recuerdos procedentes de fase edípica sufren un cambio para proteger al niño de su contenido perturbador. Estos nuevos recuerdos tienen, según Freud, cuatro características: no están teñidos de emociones, se recuerdan de forma repetitiva, son predominantemente visuales y presentan el recuerdo desde el punto de vista de un observador ajeno.
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