España

Lo que nuestro señorito le ha hecho aquí al presidente Felipe González es una entrevista que cualquier gran publicación europea o americana sólo habría podido solventar mediante un equipo / dossier. El individualismo nacional, lo que nos hace diferentes, como dicen Fraga / Felipe, vuelve a cantar en ese abrumador trabajo.Incluso al señorito, a quien tengo reiteradamente definido como "pilarista de izquierdas", le suena a retórica falangista todo lo que el presidente le dice de España / España, toda su españolidad sin retórica. Uno, que está más cerca -ay- de la generación de Felipe (cronológicamente) que de la generación / Cebrián (Cebrián es ya él solo toda una generación), piensa que la gran operación política del presidente, de momento, es haber rescatado España y lo español (como "la preciosa carga" de las novelas rosa) para la izquierda, arrancándoselo justamente a la ultraderecha. Esto era un vago proyecto que tenía también la vaga ucedé / Calvo Sotelo, pero sólo el presidente ha sabido realizarlo durante la campaña electoral y, ahora, desde el poder. El que haya un mínimo exceso de "españolear" -uno todavía alcanzó a don Federico García-Sanchiz- en el españolismo de Felipe es la devaluación de la peseta ideológica, imprescindible, que se produce en la operación. Quién no identifica, ya, lo español con Felipe González, tan remoreno, y a Felipe González con lo español. La izquierda, en el mundo entero -grandeur de Mitterrand-, tiene que dar hoy el rodeo del nacionalismo para hacerse perdonar el impuesto nacional bruto.

Ya el "hecho periodístico" -y lo digo sin la ironía con que Pavlovsky dice "hecho teatral"- de que el director le haga una entrevista de dos días y muchos folios, él solo, al presidente es un caso español, una sinfonía española, una noche -dos- periodística en los jardines de España. O sea, que el españolismo / psoe es natural por dos razones: es andaluz por arriba y obrero por abajo. O a la viceversa. Andalucía ha llegado a ser una España emblemática que Gautier recorre y, tras él, Dumas padre (incurriendo en los mismos errores, porque le ha leído), como Víctor Hugo incurre en los suyos propios (para eso era Víctor Hugo) cuando describe, por ejemplo, el Acueducto de Segovia. Hay quien piensa que la extrema derecha ultraespañolizante se ha hecho soluble en Fraga. Los hombres, puede ser, no lo sé ni me importa, pero el concepto de lo español no se ha hecho soluble en AP, sino -cielos- en el PSOE. En este sentido, la operación del presidente González es genial: por política y por sincera. ¿Cómo va a ser España el bigote de Tejero? España son diez millones de españoles -mayoría absoluta y abrumadora respecto del censo votante- que han votado a unos hombres tan hispánicos que hablan medio árabe. El sepulcro de Fernando el Católico está en cuatro idiomas: latín, castellano, árabe y hebreo. Para que luego le hagamos asquitos, aquí en Madrid, al catalán, un suponer. Ese sepulcro resume España, se ponga la ultranza como se ponga. Viene a casa Jaime Camino para seguir hablando del proyecto que tenemos de película sobre García Lorca. Uno ve hoy a Federico como el poeta / metáfora de la España plural. Crafoord, el embajador sueco, me invita como todos los años a la fiesta de las Lucías.

Las democracias más avanzadas no renuncian a su calendario patriótico.

Los suecos no se ruborizan de ser suecos, pero España se ha ruborizado a veces de ser tan española. Esto, porque lo español lo ha secuestrado durante siglos la derecha / derecha. Y ya todos caemos en el error de confundir España con cierta derecha española. Aparte los controvertidos decretos económicos, FG, sin decretos, antes que Gibraltar, ha reconquistado España para los españoles. Ná.