La imagen de Turina en tres sonatas para violín y piano

Las sonatas para piano y violín, escrítas en diversas épocas y circunstancias, nos dan una imagen de la personalidad de Turina, cuyo centenario de su nacimiento se celebra hoy, más que evolucionada, evidentemente desarrollada al correr del tiempo.La primera sonata española, que desdeñara el mismo compositor (la consideraba "una completa equivocación"), data de 1908 y es inmediata al célebre quinteto que provocó la reacción nacionalista de Isaac Albéniz.

Llevaba razón Turina al referirse a la indefinición de los elementos españoles y scholistas, pero quizá se equivocaba, por falta de perspectiva, al retirar una partitura que, escuchada hoy con sosiego y bien interpretada, encierra muchas bellezas.

Técnica y estilo

Más precisa de pensamiento y de forma, de técnica y estilo, como gustaba decir el maestro Joaquín Turina, la Sonata op. 51, compuesta en el año 1929, es garbosa, elegante, de formas y líneas melódicas y equilibrada en sus sustancialida

En fin, la segunda sonata española no sólo es la mejor y más rica de material, sino que también nos muestra, a través del dúo instrumental, todo el repertorio ideológico y los varios procedimientos que definen la personalidad de Joaquín Turina.

Dentro de un lenguaje vanativo aparecen, plenamente integrados, los diversos elementos españoles, más por generación espontánea que por rebuscado artificio: la petenera o el zortziko cobran una distanciación romanticista de gran poder evocativo, lo que sucede con el superidealizado fandango del tiempo final.

Interpretación rigurosa

Acompañado de unas excelentes notas de García del Busto, el programa Turina, que provocó un casi lleno en el Real, fue interpretado con rigor y expresividad, con magisterio, en suma, por Víctor Martín (¡cómo aprovechaba los airecillos sarasatianos que, a veces, se cuelan por las rendijas de la sonata española"!) y Miguez Zanetti, violinista y pianista que han madurado, hasta hacerlas grabación discográfica y repertorio habitual, estas sonatas de Turina.

A los aplausos correspondieron los intérpretes con Euterpe, una de las Musas de Andalucía.