_
_
_
_
_

Un 'Ernani' con PIácido Domingo abre la temporada de la Scala de Milán

Hoy martes, 7 de diciembre, festividad de San Ambrosio, patrono de Milán, inaugura el teatro de la Scala su temporada de ópera y ballet 1982-83 con una representación de lujo del Ernani, de Verdi: Plácido Domingo, Mirella Freni Renato Bruson y Nicolai Ghiaurov componen el reparto básico de una de esas veladas deslumbrantes con que el primer teatro de opera del mundo reafirma cada año su condición de tal.La temporada que así se inicia -número 394, rezan los carteles- y que este año contará con la asistencia del presidente de la República, Sandro Pertini, ofrece atractivos insospechados para el no iniciado. Insospechados, mas generalmente inalcanzables fuera del abono. Los carteles de "no hay localidades" en todos los idiomas intentan desanimar a una pléyade abigarrada de aficionados que pululan bajo los soportales soñando la quimera de una localidad, si quiera sea de paraíso, y que jamás, claro, conseguirán. Porque este Ernani que hoy dirigirá Riccardo Mutti es mucho más que la ópera de Viave musicada por Verdi. De un lado, por la excepcional calidad del cuarteto solista; de otro, por la regia, que se promete formidable, de Luca Ronconi, con Ezio Frigerio en la escena y vestuarios de Franca Skuarciapino ... ; pero, y sobre todo, porque el fervor que la tradición imprime en los devotos -tal vez inmortales, siempre los mismos- que, desde hace 204 años, lienan cada noche de San Ambrosio su templo, convierte el drarna en rito, la ópera en ceremo nia y la presencia en profesión de fe.

Tras este Ernani -que, aparte la velada inaugural, se representará durante el mes de díciembre, los días 8, 14, 18, 22, 28 y 30- se montarán Andrea Chenier, deGiordano, con José Carreras; una Lucía de Lammermoor y el Anacreon ou l'amour fugitiv, de Cherubini; y a continuación, Lohengrin, título que este año, y como curiosidad, tendrá dos recreaciones: la tradicional de Wagner y una versión -estreno mundial absoluto- en la Piccola Scala Arturo Toscanini, con música de Salvatore Sciarrino sobre el melodrama de Jules Laforgue.

Completan la programación, en el Gran Teatro, el Tríptico, de Puccini -Tabarro, Suor Angélica y Gianni Schicchi- y un nuevo Barbero de Sevilla, de Rossini; y en el Piccolo Teatro, Les peletins de la Mecque, de Gluck; La pietra del Paragone, de Rossini, y El convidado de piedra, de Dargomiszky.

El sueño de los mejores

Hablar de intérpretes aquí es superfluo. Milán es el sueño de los mejores ("cuando inicié los primeros estudios de canto -cuenta Plácido Domingo- tenía como meta debutar en el Metropolitan y en la Scala"), y el verdadero acontecimiento es que alguno, en alguna ocasión, esté ausente: Pavarotti, Capucilli, el propio Plácido, Carreras, Peter Hofmann, Joan Pons y, este año, en concierto, Montserrat Caballé, Marilyn Horne, Theo Adam, Peter Schraicr y el largo etcétera de sernidioses que quizá sólo aquí, entre el mundo entero, sienten cada noche la nostalgia del deseo que fue. Y además, el ballet de Maurice Béjart.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_