La niebla impidió a Weinberger aterrizar en Belgrado
Debido a la densa niebla que cubría el aeropuerto de Belgrado, el avión del ministro estadounidense de Defensa, Caspar Weinberger, tuvo que dirigirse a la ciudad litoral yugoslava de Dubrovnik, donde, contra todo pronóstico, inició ayer su visita de veinticuatro horas a Yugoslavia.
Este es el primer contacto a nivel de ministros entre las fuerzas armadas yugoslavas y estadounidenses desde dos años antes de la muerte de Josip Broz Tito. Si la Administración Carter llevó las relaciones Belgrado-Washington a su más alto nivel, durante el mandato de Ronald Reagan se ha producido un frenazo, con vuelta a etapas anteriores de frialdad frente al movimiento de los no alineados.
Después de la muerte de Tito (mayo de 1980), Yugoslavia tuvo que enfrentarse con una de las crisis económicas más serias de Europa: crisis de endeudamiento. Ello produjo un aumento del protagonismo económico de la Unión Soviética, primer socio comercial de Yugoslavia y, junto con Irak, principal proveedora de crudos. Los sucesores de Tito aseguran no aceptar refinanciaciones de su deuda exterior a costes políticos, ni subordinación al Pacto de Varsovia por ascendentes económicos, geoestratégicos o de vecindad ideológica.
De la visita de Harold Brown a Yugoslavia (1977), primera que un predecesor de Weinberger hacía a un país socialista europeo, salió un comunicado de apoyo al no alineamiento yugoslavo, algo que todos esperan produzca también esta visita, a pesar de haberse pasado de Carter a Reagan. El tema balcánico, con el conflicto greco-turco y los recientes ataques del estalinista albano Enver Hoxha a Yugoslavia, llamando la atención de "Estados Unidos y otros países occidentales para que no jueguen con Albania", son temas ineludibles en esta visita.
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