Coloquio sobre la marginación del teatro de Joan Brossa
El trabajo realizado por Jordi Mesalles en el montaje sobre textos de Joan Brossa, que estos días se presenta en el teatro Villarroel de Barcelona con el título de Brossarium, fue el motivo central de una mesa redonda en torno al teatro brossiano en el que intervinieron, entre otros, el propio Joan Brossa, Jordi Mesalles, director del montaje, Joan de Sagarra, crítico de teatro de EL PAIS, y el articulista Jordi Coca. Este último destacó que la presencia de un texto de Brossa en un escenario del Centre Dramàtic de la Generalitat no supone una recuperación auténtica de su obra. "Los mandarines de la cultura nunca han sintonizado con el trabajo del poeta que ha ido en otra dirección a la marcada por la cultura catalana que vive de planteamientos heredados de los años resistenciales".En el coloquio se insistió reiteradas veces en el volumen de la creación poético-teatral de Joan Brossa, más de 1.700 páginas, y su escasa presencia en la escena catalana. Jordi Coca afirmó que no se trataba tanto de que Brossa tuviera las 1.700 páginas escritas, sino que eran renovadoras y válidas y que sólo el citado rechazo de los patrones de la cultura explicaba el desconocimiento general existente sobre su labor.
Pocos medios
Joan Brossa reconoció que el montaje que se presentaba en la Villarroel no era totalmente de su agrado y que mientras el primer acto se acercaba a su poética, el tratamiento dado a los payasos en el segundo no respondía a su planteamiento.Jordi Mesalles explicó que como director del montaje asumía sus resultados al margen de su fidelidad o no a la idea de Brossa. En la mesa redonda se destacó la penuria de medios, a pesar de los cinco millones de pesetas del presupuesto, con que se ha puesto en pie el montaje. Los vestidos de los payasos llegaron cuatro días antes del estreno del montaje y un juego de telones no pudo plantearse con la magnitud requerida y se tuvo que recurrir a un pobre efecto de cortinajes sintéticos.
Joan de Sagarra insistió en la ausencia de un representante de la Generalitat en el debate y en el hecho de que si los textos de Brossa fueran trabajados por un grupo extranjero, por dinero y planteamientos, resultarían totalmente distintos y más atractivos.
En el debate, uno de los actores participantes en el montaje lamentó el olvido que hay ante su trabajo profesional y apuntó una denuncia hacia los vicios de la crítica teatral que valoraba un espectáculo en función del resultado del mismo el día del estreno, quizás el día menos propicio para hacerse cargo de lo que será el montaje.Joan de Sagarra asumió la denuncia al ejercicio periodístico de la crítica, pero nadie planteó una alternativa al mismo.
El papel de la crítica
Otro tema, al margen incluso del propio Brossa, que salió a relucir en el debate fue la excelente acogida crítica que han tenido los últimos tres espectáculos extranjeros presentados en Barcelona y la más reticente valoración que se ha hecho de los estrenos locales. Joan de Sagarra manifestó que lo ideal sería conocer los montajes importantes que se realizan en el extranjero y, al mismo tiempo, que el profesional español del teatro tuviera los medios y las oportunidades suficientes para realizar un trabajo cuyos resultados no tuvieran excusa posible, debido a la imposibilidad de conocer los principales acontecimientos en los centros más importantes del mundo.Brossarium tuvo un largo proceso de gestación. Al principio debía ser una obra dirigida por cinco directores y que se desarrollaría en días y sitios distintos de Barcelona. Al final, se redujo su planteamiento a un convencional estreno teatral y con un montaje inferior a la idea de la obra.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.