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Guerra civil permanente en Chad

El problema de Chad es prácticamente el de la guerra civil permanente. Como en ningún otro país de Africa, en Chad se perciben con toda claridad los efectos desastrosos de la agrupación, de origen colonialista, de pueblos que no tienen gran cosa en común dentro de unas mismas fronteras arbitrariamente trazadas.Los musulmanes pastores del Norte han estado en lucha constante desde la independencia, en junio de 1960, contra los pueblos agricultores sedentarios del Sur, cristianizados por la colonización occidental. Ese antagonismo no es, sin embargo, nuevo, sino que tiene sus raíces remotas en las razzias a la búsqueda de esclavos que llevaban a cabo hace dos siglos en el Sur los pueblos musulmanes del Norte.

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Para reforzar su poderío e implantación colonial en Chad, Francia se apoyó sobre los cristianizados del Sur que, con el apoyo del Ejército francés, impusieron su dominación a los musulmanes del Norte. Así hasta que apareció el Frente de Liberación de Chad (Frolinac), con la intención de combatir al colonialismo francés.

Los datos del conflicto chadiano comenzaron a cambiar notablemente a partir de septiembre de 1969 con el triunfo del golpe de Estado del coronel Muamar el Gadafi contra la vieja dinastía de los Senusis, en Libia.

La existencia de numerosas tribus importantes, como los udai, kuran, bilala, m'hamid, salamat, saghara y masiria, entre otras, muchas veces antagónicas facilitó la injerencia de los vecinos Nigeria y Sudán y de la propia Francia.

Fue Libia, sin embargo, la que dio un primer paso que sería capital en la evolución del conflicto al adjudicarse la franja de Auzu, de doscientos kilómetros de ancha, que corre a todo lo largo de su frontera meridional, y en cuyo subsuelo se sospecha que existen importantes yacimientos uraníferos. Estas injerencias múltiples terminaron por hacer estallar la especie de Gobierno de unión nacional que existe en Yamena.

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Dos importantes fracciones se formaron desde entonces: una, encabezada por Hissene Habre, ministro de Defensa en el Gobierno y firmemente opuesto al expansionismo libio, y otra, por Ukuni Uedei, jefe del Gobierno, que pasó a contar con el apoyo total de Libia. Fue después de esta división cuando Ukuni Uedei tomó la decisión, también trascendente, de solicitar el apoyo militar de Libia y con él logró expulsar, en diciembre de 1980, a Hissene Habré de Yamene.

Pero los libios y el coronel Gadafi, que se consideran los restauradores de la umma árabe, anunciaron, en enero de 1981, la fusión de Libia y Chad, provocando una gran inquietud en los países vecinos, las grandes potencias interesadas y el propio pueblo de Chad. Hissene Habré se refugió en Sudán, desde donde comenzó a reorganizar sus fuerzas con el apoyo de Egipto y Estados Unidos.

Ante la presión de estas fuerzas, Libia anunció unilateralmente y sorpresivamente, en noviembre de 1981, que retiraba todas sus tropas de Chad. Una fuerza multilateral de la ONU, integrada fundamentalmente por soldados nigerianos, fue enviada a Chad, pero no tuvo el apoyo logístico prometido por Occidente. En dos conferencias sucesivas celebradas en Lagos, las once fracciones combatientes en Chad lograron crear un Gobierno de Unión Nacional (GUNC) encabezado por Ukuni Uedei. En junio de 1982, y en vísperas de la decimonovena cumbre de la OUA de Trípoli, Hissene Habré entraba con sus fuerzas en Yamena, relegando al Gobierno de Unión Nacional.

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