_
_
_
_

La costosa contienda del Sahara

El conflicto del Sahara, al igual que los otros tres grandes problemas que enfrentan a los africanos, Chad, Namibia y Eritrea, no ha podido sustraerse a la pugna ideológica que en la actualidad corre el riesgo de hacer estallar la siempre frágil unidad africana.A las motivaciones iniciales de una población colonizada, que esperaba liberarse del dominio de la metrópoli, se añadió la internacionalización de los contenciosos que, en último extremo, y a través de países africanos interpuestos, coloca frente a frente al Este y al Oeste en su enfrentamiento global y geoestratégico.

La polarización de los Gobiernos africanos con uno y otro campo contendiente ilustra prácticamente esta internacionalización. Costa de Marfil, Gabón, Guinea, Senegal, Somalia, Sudán, Túnez y Zaire, por citar sólo a los más claramente pro occidentales, se solidarizan con Marruecos, mientras Angola, Benin, Etiopía, Libia, Madagascar y Zimbabue, los más identificados con el Este, lo hacen con el campo argelino-polisario.

Más información
La OUA, en la cuerda floja

Unos y otros parecen haber adquirido la certidumbre de que la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) será, inevitablemente, un aliado adicional del bloque progresista y contribuirá a restar voz internacional y espacio estratégico a los países moderados y pro occidentales. La alianza político-militar de Marruecos con Estados Unidos, que corresponde, a la vez, a una mayor dependencia militar y alineamiento político de sus adversarios con el Este, ha sacado parcialmente el conflicto del Sahara de su marco de guerra de estricta liberación nacional.

No existe ninguna solución a la vista para esta costosa contienda, que dura ya siete años. Después de haber rechazado durante seis años la convocatoria de un referéndum de autodeterminación, que se le reclamaba porque no esperaba ganarlo, el rey Hassan Il cambió radicalmente, y en la 18ª cumbre de Nairobi proclamó la disposición de su país a someter el futuro del Sahara Occidental al veredicto de la autodeterminación.

La interpretación restrictiva del referéndum, calificado como "simplemente confirmativo de la marroquinidad del Sahara Occidental", dada posteriormente por el monarca marroquí, debido a problemas internos con su oposición, dio pie a sus adversarios para rechazar una consulta que dudaban pudiera llevarse a cabo con honestidad y libertad si era organizada en presencia de las tropas marroquíes.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Marruecos, instalado con comodidad dentro del triángulo útil protegido por el muro que encierra a Smara, Bu-Crá y El Aaiún, continúa, no obstante, gastando tres millones de dólares diarios en la guerra.

El Polisario, que parece convencido de que una solución puramente militar ya no es posible, intenta alcanzar una victoria política. La admisión de la RASD en la OUA como 51º Estado miembro, la solicitud a la España socialista para que sean revocados los acuerdos tripartitos de Madrid, apuntan en ese sentido.

Ni Marruecos ni el Polisario están, en verdad, en condiciones de imponer una resolución militar definitiva del conflicto, y las graves divergencias surgidas en el seno de la OUA en torno a la admisión de la RASD demuestran que tampoco la solución política es fácil.

Probablemente, sólo una guerra -o un entendimiento- entre Argelia y Marruecos, por el momento impensables, que definiese al mismo tiempo la pugna hegemónica en el Magreb, y como resultado de esa definición, la controversia ideológica podría aportar una salida a una guerra tan costosa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_