La transmisión de poderes en el Ministerio del Interior comenzó, de hecho, antes de las elecciones

La transmisión de poderes en el Ministerio del Interior comenzó, en realidad, a principios de septiembre -casi dos meses antes de las elecciones legislativas-, cuando Felipe González y Juan José Rosón se reunieron a almorzar en el restaurante El Parrillón, de Madrid. En aquella comida, el candidato oficial a ocupar la Presidencia del Gobierno solicitó del titular del departamento la máxima colaboración en el traspaso ministerial por considerarlo "el más difícil de todos". Ninguno de los dos políticos dudaba de que el próximo inquilino del Paseo de la Castellana, 5, sede del departamento de Interior, sería un socialista.

Aunque en aquel encuentro Felipe González no quiso revelar la identidad del futuro ministro, Rosón sacó la conclusión de que, por el retrato robot que le estaba dibujando el secretario general del PSOE, sólo cabían dos nombres: Narcis Serra, alcalde de Barcelona, y José Barrionuevo, segundo teniente de alcalde y responsable de la Policía Municipal de Madrid, con muchas posibilidades para el segundo.Era José Barrionuevo el hombre que en las reuniones de los principales ayuntamientos del país con representantes del Gobierno llevaba siempre la voz cantante en el tema del orden público. A su fama de duro, incluso desde la época en que era estudiante del colegio mayor seuista Santa María, cuando el propio Rosón era jefe de estudios, se une una brillante gestión al frente de los policías municipales madrileños, cuyo cuerpo cambió de arriba a abajo. Una reciente encuesta encargada por el propio Ayuntamiento situó a su Delegación de Policía Municipal como la primera entre las preferidas por los ciudadanos. Rosón coligió, además, que uno de los dos llevaba tiempo trabajando en la posibilidad de ser ministro del Interior.

Sabía también que no sería Carlos Sanjuán, diputado por Málaga, persona bien conocida por Rosón por ser el coordinador de Interior en el PSOE y por acudir con alguna frecuencia a su despacho, totalmente alfombrado y presidido por un retrato del Rey y una bandera constitucional, en el primer piso de Castellana, 5, palacete en el cual en la época de Carrero se ubicaba la Dirección General de Promoción del Sahara.

Traspaso de poderes en menos de una hora

Rosón llegó a la conclusión, tras aquel almuerzo de septiembre y después de varios contactos, de "que Felipe González le había convencido humanamente. Nosotros teníamos nuestras encuestas y sabíamos que los socialistas barrerían. Así que la decisión fue la de colaborar al máximo. Principalmente por patriotismo, porque, a fin de cuentas, el Estado es el Estado y debe de funcionar". No se le olvidaba a Rosón cómo le entregaron a él el Ministerio: En menos de una hora, de seis a siete de la tarde del 2 de mayo de 1980, prácticamente de pie.Pero la confirmación oficial -pasadas las eIecciones- de que su sucesor sería José Barrionuevo no la tuvo hasta el sábado 13 de noviembre fecha en que Alfonso Guerra acudiría Castellana, 5 a comunicárselo de manera formal. Después de oficializarse el triunfo socialista, Rosón se había reunido en dos ocasiones con Felipe González, entre los, días 8 y 12. A la segunda de las reuniones había asistido Alfonso Guerra.

Rosón declararía a EL PAIS que, "al margen de la amistad personal, que se remonta a muchos años, y especialmente a la colaboración mutua en el tema del orden público en Madrid, él como concejal y yo como gobernador civil, si me hubiesen pedido opinión sobre quién debería ser el ministro del Interior, yo hubiera señalado inmediatamente a Barrionuevo. Creo que va a ser un buen ministro". Lo primero que dispuso Rosón, tras felicitarle por teléfono y cambiar las primeras impresiones, fue ponerle protección oficial.

Ya con sus escoltas, Barrionuevo tomó posesión de su nuevo puesto el sábado día 20, a primera hora de la mañana. Iba acompañado de Carlos Sanjuán. En esta primera reunión entre Rosón y Barrionuevo, el primero prometió al segundo, según fuentes bien informadas, que le haría una gran introducción como ministro ante la opinión pública cuando llegase el momento y le sugirió la conveniencia de que las personas que fueran a formar el nuevo staf se fueran reuniendo paulatinamente con los mandos del Ministerio.

A esa reunión siguieron otras tres, el miércoles, viernes y sábado pasados. En las dos primeras estuvieron presentes Barrionuevo y Sanjuán, de un lado; y Rosón; el director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína; el director de la Policía, José Luis Fernández Dopico, y el jefe del Mando Unico para la Lucha Contraterrorista (MULC), comisario Manuel Ballesteros.

Carlos Sanjuán podría ser el nuevo subsecretario del departamento, o bien, el director de Seguridad del Estado, si Barrionuevo decide reservarse a su hombre de mayor confianza, su actual segundo en el Ayuntamiento, Rafael Vera, para el difícil puesto de gobernador civil de Madrid, con rango de subsecretario. Consultado Rafael Vera sobre este extremo manifestó que, "con toda sinceridad, yo no sé absolutamente nada sobre mi pase al Ministerio del Interior. Yo continúo trabajando en la Policía Municipal y eso es lo que haré hasta que el partido decida lo que sea". Miguel Angel Pino podría ocupar también un puesto destacado en el Ministerio.

En el curso de las reuniones de esta semana pasada, Barrionuevo fue perfilando la lista de los cincuenta nuevos gobernadores civiles y se la comunicó a Juan José Rosón. El ministro ha convocado a todos los gobernadores civiles en Madrid para este lunes, con el fin de darles instrucciones claras sobre cómo debe de hacerse el traspaso de competencias, aprovechando estas cien personas, de dos en dos, los escasos días que resten hasta los presumibles nombramientos en el primer Consejo de Ministros.

La 'herencia Rosón'

La herencia Rosón consiste, en el plano legislativo, en la ley de Funcionamiento de los Cuerpos de Seguridad del Estado, entregada en las Cortes, que posibilita la fusión entre el Cuerpo Superior de Policía y la Policía Nacional, y la nueva regulación de la ley de Seguridad Ciudadana, que evite, en opinión de los dirigentes actuales del Ministerio, "la excesiva judicialización de la propia ley", más la ordenación de la Protección Civil y la fijación de la representación de la Administración central en las provincias y comunidades autónomas.En el plano operativo, la lucha contra el terrorismo de ETA y la desarticulación de la trama civil golpista. En el despacho del ministro hay entre otros muebles un pequeño armario donde están las carpetas top secret y una gruesa carpeta llena de folios escritos a mano personalmente por Rosón sobre la forma de combatir el terrorismo en el País Vasco. Todas estas carpetas, atadas con cordones de color rojo, las recibirá Barrionuevo. También toda la documentación acumulada en estos años por la Brigada Central de Información.

Con esta herencia Rosón, el PSOE llegó a valorar la conveniencia de traspasar la Dirección General de Política Interior (en ella van incluidos los Gobiernos Civiles), con la excepción del orden público, al Ministerio de Administración Territorial, para evitar las dualidades que ahora se producen y para que el departamento "no quede en un departamento de quejas y reivindicaciones de las comunidades autónomas". En la misma reforma de la Administración, iniciada con la fusión de los Ministerios de Economía y Hacienda, a ese Ministerio del Interior puramente policial se le agregarían algunas de las competencias del Ministerio de Justicia, con lo que, a la larga, este departamento podría convertirse, acaso, en una Secretaría de Estado, habida cuenta del peso y la importancia que ya tiene la Fiscalía General del Reino.