Argelia cree que la OUA debe reformar sus estructuras y su carta programática
La primera lección extraída por Argelia del fracaso de la cumbre de Trípoli concierne a la necesidad de reformar la carta por la que se rige la OUA, para evitar que problemas de procedimiento, como el del quorum, bloqueen la marcha de una organización que, a pesar de todo, debe ser sostenida políticamente en base a una reforma a fondo de sus estructuras.La crisis que vive la OUA rebasa la cuestión del Sahara Occidental, el problema de la representatividad del Chad en la conferencia de Trípoli o las desavenencias que separan a árabes y africanos. Según los argelinos, tal crisis es la consecuencia de la falta de espíritu conciliador en una rninoría de países miembros y los propios errores de la mayoría, dispuesta a cometer el acto irreparable del estallido de una organización que nació para la unidad de Africa.
Crear una OUA de progresistas no es considerado por Argelia como la panacea que requiere la situación actual. En lugar de ello, los argelinos, con una visión global que se acerca a la del presidente de Tanzania, Julius Nyerere, o a la del nigeriano, Shehu Shagari, estiman que debe trazarse un nuevo marco legal en el que se incluyan a todos los países que forman la organización, con el objetivo de impedir la formación de minorías de bloqueo.
Tras la crisis, la decantación necesaria debe suscitar efectos benéficos, según Argel, en base a una solidaridad efectiva entre todos los africanos, que dista mucho de existir por el momento. Ello explicaría el deseo de los argelinos de no lanzar demasiado aceite sobre el fuego, haciendo resaltar que lo ocurrido en la capital libia demuestra hasta dónde el problema del reconocimiento de la República Saharaui no era la clave que obstruía la cumbre.
Libia ha reaccionado muy diferentemente, en la medida en que el coronel Ghadafi ha declarado que su país se negará a participar en toda reunión de la OUA en la que la RASD no esté representada, a lo que hay que añadir su rechazo a la fórmula de compromiso, elaborada a última hora en Trípoli, a propósito del Chad. Ghadafi, sostenido por sus homólogos de Mozambique, Madagascar y Etiopía, ha negado toda la legitimidad al régimen de Hissen Habre.
Para Argelia, la responsabilidad de la crisis actual de la OUA incumbe, en primer lugar, a países como Marruecos, Senegal y Costa de Marfil, que han suscitado la formación de una minoría de bloqueo para defender sus intereses personales y no la sacrosanta solidaridad de los africanos. Las maniobras del ala moderada de la OUA han sido objeto de graves críticas de los medios argelinos, aunque en las mismas se ponía de relieve que, si han logrado paralizar la organización, ello es debido en buena parte a que su régimen interior, útil en el momento de su creación, ya no responde a la realidad de un Africa dividida e influenciada por intereses foráneos.
A pesar de lo cual, el pragmatismo del régimen argelino le ha llevado a evitar cuidadosamente integrarse en los dos grupos de contacto creado, simultáneamente, en Trípoli, para sacar del atolladero a la OUA. También es de destacar que Argelia, a pesar de condenar la presencia en Yamena de Hissen Habre, había apoyado el compromiso elaborado por Nigeria, según el cual, la delegación del actual presidente del Chad sería reconocida por la cumbre de Trípoli, a cambio de abstenerse voluntariamente de participar a la misma, como han hecho los saharauis.
Para salir de la crisis, Argelia propone buscar los medios legales adecuados que obliguen a la minoría a someterse a la voluntad de la mayoría, representada por los treinta países llegados a Trípoli, pero para ello sería necesario modificar en profundidad los estatutos de la organización. Mientras tanto, lo más lamentable ha sido comprobar que cuestiones de procedimiento han impedido que en la capital libia se discutieran los temas vitales que siguen en el candelero, como el del Sahara Occidental o el de Namibia, así como cuestiones relativas a la grave situación económica que viven los países africanos.
Veinte años después de haber sido creada, la OUA sigue incapaz de afrontar sus problemas o crear un clima favorable para resolverlos, señala un comentario del rotativo El Mudjahid, que traduce el malestar creado en Argel por el fracaso de la segunda tentativa de resucitar la cumbre de Trípoli.
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