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SANIDAD

Los suicidios de menores de 20 años aumentaron notablemente en la última década

El índice de suicidios de menores de veinte años en España ha aumentado de un 0,5 por 100.000 a un 0,8 por 100.000 desde la década de los años setenta, y también se ha incrementado en relación con el índice de la población suicidaria general. Este es uno de los datos analizados en las Jornadas sobre Psicopatología del Adolescente, que se han realizado desde el pasado día 10 en Madrid, organizadas por el servicio de Psiquiatría y Psicología Médica del Hospital Central de la Cruz Roja, y clausuradas ayer por Enrique de la Mata, presidente de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja.

De una encuesta seguida entre noviembre de 1981 y junio de 1982 por la sección de Psiquiatría Infantil de La Paz se desprenden los siguientes datos: De 33 jóvenes suicidas, la mayoría (31) fueron chicas. La edad punta fue la de dieciséis años. El método seguido fue mayoritariamente (32) por intoxicación con psicofármacos. Dos intentos suicidas fueron cometidos por adolescentes afectados por el síndrome tóxico. La mayor parte de estos 33 casos eran hijos extremos (primogénitos o benjamines). En tres casos se produjo reincidencia. Predominio de intentos en fines de semana y lunes. Preferentemente, por la noche o de madrugada. La motivación se centra en conflictos familiares (con la madre o hermanos y por sentimiento de ausencia -muerte o incomunicación- del padre). Predominio de sentimientos de culpabilidad ("He hecho daños a mis padres"), de inutilidad ("no sirvo para nada"), de búsqueda de otra vida y de inmortalidad ("También morir es dulce si se vive en paz con todo").Carlos Cobo, jefe del citado servicio, manifiesta que "el intento de suicidio refleja siempre un serio problema de desarraigo en el adolescente, incluso cuando lo realiza como, acto de provocación y no con intencionalidad final de quitarse la vida, intencionalidad, por otra parte, siempre difícil de establecer".

"Hemos pretendido sacar a flote los problemas de la asistencia psiquiátrica, que son muchos y en especial en el campo de la adolescencia, tema insuficiente mente conocido, incluso en nuestro propio medio profesional", manifestó a este periódico Esteban Acosta, codirector de las jornadas, junto al doctor Gonzalo Morandé. "El campo es muy amplio y nos hemos reducido a una aproximación al encuadre diagnóstico de la patología, los procedimientos terapéuticos y las posibilidades de organización asistencial", añade.

En este sentido, se abordaron los trastornos psicosomáticos, los perfiles de las diferentes psicopatologías en la adolescencia (psicóticos, neuróticos, estados límites, narcisismos y depresiones), la vertiente psicosocial del tema (drogodependencia, delincuencia juvenil, fracaso escolar, suicidio), y el esquema asistencial institucional. El doctor Acosta señala que "es evidente la falta de una estructura adecuada en nuestro país para esta asistencia y de ahí el que las aportaciones en estas jornadas de expertos como Garrone, de Ginebra; Thomas, de Londres, o Eduardo Brik, sobre las experiencias en Israel, pueden ayudar a la confección del modelo aplicable en nuestro país en un futuro inmediato". Se ha expuesto el origen psicológico de numerosos trastornos orgánicos (procesos ulcerosos, por ejemplo), así como la dificultad de establecer diagnósticos precisos sobre psicopatologías concretas por la interrelación de unas y otras entre sí. Por ello se insistió en la necesidad de avanzar en los estudios sobre el origen de las mismas y la investigación en la infancia, si bien parece que las causas no son tanto de tipo genético como de influjo social. El doctor G. Garrone, del departamento de Psiquiatría de Ginebra, divulgó su experiencia de treinta años de trabajo sobre psicóticos, neuróticos y estados límite, y apuntó la necesidad de hacer seguimientos de los pacientes a largo plazo por equipos pluridisciplinares, así como de utilizar la terapia laboral para la integración del adolescente enfermo en la sociedad.

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