El presidente italiano rechaza la dimisión del jefe del Gobierno
Golpe de escena en la crisis política italiana. Con uno de sus clásicos gestos espectaculares, el presidente de la República, Sandro Pertini, rechazó ayer la dimisión presentada por el jefe del Gobierno Giovanni Spadolini, anunciada tras el Consejo de Ministros reunido por la mañana.
El jefe del Estado, valiéndose de sus poderes constitucionales, ha pedido a Spadolini que lleve el asunto al Parlamento. Es un gesto que no se repetía desde los lejanos tiempos del Gobierno Tambroni.
La decisión de Pertini causó revuelo ayer tarde en la clase política, que no se esperaba ni de lejos esta solución. Pero esto demuestra que el presidente de la República ha comprendido mejor que nadie que no se trataba esta vez sólo de una riña entre ministros socialístas y democristianos, sino más bien de una maniobra subterránea para eliminar al "laico" Spadolini, el primer presidente de Gobierno no democristiano, cuyo protagonismo difícilmente soportaban ya las otras fuerzas políticas centristas.
Spadolini es el secretario del pequeño Partido Republicano, siempre con pocos votos pero también con mucho prestigio por su rigor moral.
Pertini ha temido, probablemente, que todos estos juegos partidistas no sean bien aceptados ni comprendidos por la opinión pública, sobre todo en este momento de profunda crisis económica.
Sin embargo, con la decisión del presidente de la República sí que se puede decir que se abre una crisis aún más incierta y problemática si cabe. Como han anticipado, ayer los comentaristas políticos de los periódicos romanos, Il Messaggero y Repubblica, "ahora puede pasar de todo".
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