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Visita de Juan Pablo II a España

Invitación a la conversión interior

Pretender cambiar la sociedad, sin cambiarse interiormente, es un espejismo al que no debe sucumbir el cristiano, decía ayer Juan Pablo II en su homilía, pronunciada en el curso de la misa celebrada en el Camp Nou."Hay que empezar por cambiarse a sí mismo, por renovarse moralmente, por transformarse desde dentro, imitando a Cristo", precisaba el Papa.

Para llevar a cabo esa labor de conversión personal es necesario recurrir a las fuentes cristianas y seguir la voz del magisterio y ser fieles a las doctrinas del Vaticano II, "sin reticencias, temores o resistencias, por una parte. Sin interpretaciones arbitrarias, por otra" decía el orador sagrado.

Al final de su alocución resumió los ámbitos en los que se debe manifestarse el espíritu característico del cristiano: en la familia, "viviendo y defendiendo la indisolubilidad, promoviendo toda, la vida desde el momento de la concepción"; en el mundo de la cultura, de la educación y de la enseñanza, "eligiendo para vuestros hijos una enseñanza en la que esté presente el pan de la fe cristiana".

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También les invitaba "a contribuir a que desaparezcan las injusticias y las discriminaciones sociales y económicas", sin perder de vista que en esa lucha "las leyes y constumbreino vuelvan la espalda al sentido transcendente del hombre, ni a los aspectos morales, de la vida".

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