La OCDE y la economía internacional
MEDIADO EL otoño, la OCDE revisa las previsiones económicas sobre los resultados del ejercicio anual en los países de la organización y anticipa sus estimaciones sobre los próximos tres semestres. Pero no se trata de un informe particular, ni mucho menos, como ha dicho algún diario, de un análisis específico de la situación de la economía española y de sus perspectivas para 1983.Lo más notable dé las proyecciones efectuadas ahora por el secretariado de la organización es una revisión a la baja de los indicadores de crecimiento. En efecto, si en julio se estimaba un modesto incremento para el total del área de la OCDE del 0,5% del PIB en 1982 y del 2,5% en 1983, ahora los porcentajes se sitúan en menos del 0,2% para este año y en un 1,8% para el próximo.
Las mayores correcciones tendrán lugar en Japón y en Europa, en tanto que para Estados Unidos se mantiene una tasa de crecimiento del PIB para 1983 próxima al 2,3% anticipado en el mes de julio. En el caso de Europa, la debilidad de la producción es debida, en parte, a un descenso de la demanda industrial y también a la contracción de las compras que realizan los países en desarrollo no productores de petróleo, cuyo único medio de equilibrar sus pagos con el exterior consiste en rebajar sus importaciones de productos manufacturados. En consecuencia, también las previsiones sobre el crecimiento del comercio internacional registran una revisión hacia abajo. Las importaciones de productos manufacturados efectuadas por los países no pertenecientes a la OCDE se han revisado desde un 5,5% de crecimiento para 1983 hasta un 1,5%. Es decir, las exportaciones de los países de la OCDE se verán muy contenidas y el déficit de cuenta corriente de las balanzas de pagos no experimentará ninguna mejora, e incluso empeorará el próximo año.
El resultado final de toda esta cadena de previsiones a la baja es un crecimiento del paro, que a comienzos de 1984 se situará en el 9,5% de la población activa del conjunto de los países de la OCDE, llegándose a la traumática cifra de 34,5 millones de personas. Sólo la inflación experimentará una ligera mejora en 1983, a causa de la debilidad en los mercados de materias primas y de un alza muy modesta en los salarios nominales en la casi mayoría de los países.
Este es el cuadro que los expertos de la organización diseñan para este año y proyectan para los próximos dieciocho meses. En definitiva, un panorama poco alentador y con un único mensaje: la recesión sigue anclada en las economías de la casi totalidad de los países del globo, incluido el Japón, con un crecimiento para estos dos años del 2-3%. Los países quizá no tienen otra alternativa que la de prepararse para atravesar el desierto con las menores bajas posibles.
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