_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Extranjeros en la Europa anal

Víctor Gómez Pin

El nuevo Gobierno alemán entró en funciones el lunes 4 de octubre. Desde el domingo 3, sin embargo, Helmut Khol aparecía ya en las pantallas de televisión y anunciaba sus proyectos. Un periódico de Francfort resume así lo esencial: organizar elecciones anticipadas el 6 de marzo de 1983, previo saneamiento de la economía, en primer lugar; dar solución a la cuestión de los extranjeros, en segundo lugar. El segundo proyecto queda inmediatamente explicitado como .adopción de medidas para disminuir el número de inmigrantes turcos".El poder que el nuevo Gobierno va a asumir corre peligro de escapársele de nuevo el 6 de marzo. De ahí que Khol aborde sin demora el sórdido problema que puede garantizárselo: respecto a la cuestión turca, el responsable se convierte en espejo del mayoritario sentir de los simples ciudadanos, aun a riesgo de exacerbarlo, de dar, según él ha dicho, carnaza a las fieras. Mas si el candidato profesional se adapta al medio, el elegido tiene sus limitaciones; por ello el discurso oscila: la crítica evolución de las relaciones entre ambas comunidades no supone en modo alguno emergencia de un sentimiento xenófobo en la República Federal de Alemania; la "tradicional amistad con Turquía" será en cualquier caso preservada.

Expulsión de los inmigrantes mas amistad entre los Gobiernos, y así alcahuetería con los tiranos de Ankara; miserables tiranos despreciables a los ojos de un Khol por el hecho mismo de que su dominio se ejerce sobre súbditos y no sobre ciudadanos. Pues si el fascismo tuvo un día raigambre en los pueblos ricos, sólo la democracia funciona ahora como valor, e incluso como valor lujoso. De ahí que vivir bajo dictadura haya venido a ser sinónimo de indigencia. Desprecia éste que en la izquierda toma forma de un paternalismo disfrazado de solidaridad, aunque tiene también expresiones más groseras: así, un importante miembro de la Ejecutiva socialista reaccionó ante una de las tentativas de Tejero diciendo que se estaba confundiendo a un "Estado europeo" con una "república bananera". Las repúblicas bananeras, a sus ojos, lejos de constituir un Estado, se hallan ancladas en el estado de animalidad o estado de naturaleza.

Turcos en Alemania: doblemente extranjeros como frutos de la miseria económica y desechos del fascismo. Encarnación de todos aquellos que arrastran su indigencia y su nostalgia por Estados definidos como lugar donde libertad y razón se confunden. Tal libertad y tal razón se han manifestado una vez más, esta vez frente a ellos. El precario asilo que -mediante elevadísimo, coste electoral- la democracia social les preservaba, la democracia cristiana se lo arranca. Todo ello naturalmente respetando la expresión del pueblo soberano, pueblo, por consiguiente, que sería necio confundir con el (además de inculto y andrajoso) calladamente sumiso.

Desde 1908, Freud puso en relación los valores simbólicos del don y del rechazo con la actividad de la defecación y el erotismo anal. La insatisfactoria resolución de esta etapa supondrá tendencia a la retención y al control posesivo. En los individuos, como en las sociedades, tal predisposición neurótica se expresa en una tríada: orden, meticulosidad y limpieza.

¡Una Europa limpia y que trabaja!

Victor Gómez Pin es filósofo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_