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En el Uster puede desencadenarse una nueva campaña de asesinatos sectarios

Andrés Ortega

"Toda la comunidad del Ulster está en peligro de verse sometida a una mayor violencia", declaró ayer John Hume, líder del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), católico moderado. Tres personas han muerto en los dos últimos días en lo que podría convertirse en una campaña de asesinatos sectarios entre las comunidades católica y protestante. En consecuencia, Hume pidió a James Prior, secretario de Estado para Irlanda del Norte, que retirara sus proyectos para desarrollar la Asamblea local.

El Gobierno británico se muestra firmemente decidido a seguir adelante con la Asamblea, aunque en ella sólo participen los partidos protestantes unionistas y el no sectario de la Alianza. La primera fase consistirá en la formación de comités parlamentarios para supervisar y recomendar al Gobierno británico sobre temas norirlandeses. Así, aunque sin representantes católicos, se empezarán a debatir temas normales, como la vivienda o la educación.El Gobierno pretende convencer al SDLP para que participe en estos comités, ya que, de otro modo, podría perder fuerza frente al Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés Provisional (IRA), que logró cinco sorprendentes escaños para la nueva Asamblea. Hume, por el momento se niega a colaborar, y su partido -reconocen fuentes ministeriales británicas- es la piedra de toque de los planes para una autonomía del Ulster. Por el momento, la situación seguirá como en la actualidad, al menos hasta las elecciones generales, que Margaret Thatcher, probablemente, convocará en el otoño de 1983.

Gerry Fitt, antiguo líder del SDLP y ahora independiente, acusó también a las elecciones de haber desencadenado una ola de violencia en la provincia, y afirmó que el Ulster pasaba por el momento de mayor peligro de los últimos doce años. Los asesinatos ojo por ojo comenzaron el viernes, cuando el IRA secuestró a Thomas Cochrane, protestante y miembro del Regimiento para la Defensa del Ulster. Ayer, la policía buscaba su cadáver, ya que el IRA aseguró no haber recibido a tiempo la contraorden de su asesinato. Entre tanto, paramilitares protestantes secuestraron y asesinaron a un católico.

Poco después, un ayudante electoral del Sinn Fein caía muerto en Armagh. Las Fuerzas de Acción Protestante, un grupo del que no se había oído hablar desde los disturbios de principios de los años setenta, reivindicó el atentado, asegurando que quería aterrorizar a los terroristas.

Prueba del nerviosismo reinante en Irlanda del Norte fue el incidente en la noche del lunes, en el que un grupo de policías y una patrulla militar se dispararon mutuamente. No hubo heridos. Fuentes ministeriales británicas señalaron que el IRA estaba dividido. Una parte está insistiendo en la necesidad de llevar la lucha al terreno político, y la otra, en seguir la lucha armada. La misma fuente aseguró que esta división está produciendo descontentos que están engordando las filas del Ejército Irlandés de Liberación Nacional (INLA), que a su vez proviene de una antigua escisión del IRA.

En estos momentos es difícil encontrar el más mínimo rasgo de optimismo sobre el futuro del Ulster. El Gobierno británico espera tan sólo que la ola de violencia intersectaria se frene por su propia dinámica. "Cuando las huelgas de hambre, la población católica estuvo a punto de lanzarse a la guerra civil, pero no lo hizo. Cuando el asesinato del reverendo Robert Nradford, diputado unionista, los protestantes estuvieron a punto de hacer lo mismo, pero al borde del precipicio decidieron dar marcha atrás. Por esta razón, nos lanzamos en el plan para una Asamblea local", señaló una fuente británica.

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