Actuaciones opuestas en la política de conservación de dos puentes españoles de interés historico

La lucha dramática por salvar de la destrucción nuestro patrimonio artístico inmobiliario, continuamente amenazado, no pueden olvidar la situación actual de las obras públicas. Dos actuaciones recientes en este sector, cuya diferente evolución nos puede servir de ejemplo, hacen referencia a la intervención sobre el puente romano que hay en la localidad cacereña de Guijo de la Granadilla, en la carretera de Plasencia a Béjar, y a un puente del siglo XVIII que cruza el río Alberche en Aldea del Fresno.

El puente romano de Guijo de la Granadílla (Cáceres), que salva el río Alagón, es noticia porque estaba condenado a desaparecer con la creación de una nueva presa que continúa la ya existente, denominada Gabriel y Galán. Mélida, Madoz y Fernández Casado consideran el de Guijo de la Granadilla como un puente romano indudable, cuya desaparición, sumergido en el agua del embalse, sería, por tanto, imperdonable. Por una vez, esta reflexión debieron hacerse los implícados en la obra y la propia Administración, de manera que, en feliz común acuerdo, los Ministerios de Obras Públicas y Cultura y la empresa Hidroeléctrica decidieron trasladar el puente de lugar, en una operación de salvamento.Se encargó, en consecuencia, el proyecto a los arquitectos Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera, que diseñaron una bella y original, solución, mediante la cual se reconstruía el puente de Guijo de la Granadilla en una plataforma que sobresale, visible desde la cercana carretera, sobre las aguas.

Cuando todo parecía resuelto, surge lo increíble: estando las obras ya muy avanzadas, un retraso burocrático en el libramiento de fondos por parte del Ministerio de Cultura y la negativa de Hidroeléctrica a servir de aval ante el constructor pueden dejar el puente a medio reconstruir. Si no se arbitra una solución de urgencia ahora que las aguas están bajas, la fallida reconstrucción puede convertirse, espectralmente, en un monumento conmemorativo de la estupidez.

Ejemplar solución

El otro caso que conviene reflejar es bien distinto y, por contraste, merece ser tenido en cuenta. Se trata, como dije, del puente en Aldea del Fresno sobre el río Alberche, cuya salvación corre a cargo de la Diputación madrileña. Con él se repite la ejemplar actuación llevada a cabo por la citada institución en el puente de Algete sobre el río Jarama, el cual, en vez de ser destruido, fue acomodado a los nuevos usos que el desarrollo de la zona exigía. En su momento ya fue publicada información sobre el proyecto ideado por los ingenieros J. A. Fernández Ordóñez, Julio Martínez Calzón y, Alfredo Granados, que incidió positivamente en el triple aspecto artístico, ecológico y económico.

Subasta

La original solución técnica para alcanzar estos objetivos consistió en conseguir ampliar la anchura del puente mediante una estructura muy simple de hormigón armado, que ayuda a sostener los nuevos voladizos laterales sin aumentar prácticamente el peso y, sobre todo, sin afectar a la forma y la estructura. En definitiva, una brillante solución en materia de conservación de los puentes antiguos, que ahora se vuelve a repetir con el de Aldea del Fresno sobre el río Alberche.Según informa Lorenzo Hernández, vicepresidente de la Diputación y responsable de las obras públicas, todo está listo ya para la subasta de la contrata y, de esta manera, para que el competente equipo de ingenieros antes citado pueda llevar a cabo su trabajo. Es un ejemplo que debe estimular a los responsables de la actual detención de la reconstrucción del puente romano de Guijo de la Granadilla para salir del peligroso impasse actual.

En la historia reciente se han levantado voces de alarma sobre la conservación de nuestros puentes, estaciones y otras obras memorables de ingeniería. Ya en 1899, un ilustre ingeniero de caminos, Pablo Alzola y Minondo, publicó una importante Historia de las obras públicas en España, reeditada hace poco por el Colegio de Ingenieros, en la que se daba cumplida cuenta de esta importantísima parcela de nuestro arte.

En esta misma línea han insistido últimamente otros autores como Carlos Fernández Casado, José Antonio Fernández Ordóñez, Salvador Tarragó o Pedro Navascués.