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Catastrófica situación en las zonas afectadas por las inundaciones

El centro de Alcira, convertido en un inmenso lago, tras permanecer la ciudad más de 24 horas incomunicada

El centro de Alcira, la ciudad más afectada por las inundaciones en la provincia de Valencia, era ayer, después de haberse restablecido a primera hora de la madrugada las comunicaciones por carretera, un inmenso lago de agua y fango con más de un metro de profundidad, aunque en otras zonas la cantidad del agua era mayor. Aunque había una gran confusión sobre el número de víctimas, se calculaba, sin constancia oficial, que habrían muerto al menos veinte personas. Los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, llegaron a mediodía en avión a la base aérea de Manises, y de allí marcharon en helicóptero a la ciudad de Alcira, desde donde a continuación se trasladaron a la guarnición militar de Bétera. Allí está la base de operaciones de helicópteros del Ejército de Tierra que se está encargando de auxiliar a la población.

Poco después del mediodía don Juan Carlos y doña Sofía, acompañados del subsecretario del Interior, Juan José Izarra, tomaban tierra en la cima de la Muntanyeta de Sant Salvador, lugar habitual de aterrizaje de los helicópteros que están yendo a Alzira y en el que está situado un puesto de aprovisionamiento de la población. Sus Majestades hablaron con los habitantes de la población que entonces recogían alimentos y se dirigieron poco después a Bétera para supervisar las tareas que desde esa base se estaban realizando.Mientras, numerosos efectivos de la Guardia Civil, Policía Nacional, bomberos de Valencia y Barcelona, Cruz Roja, Ejército de Tierra y otros cuerpos, por medio de camiones o lanchas neumáticas, procedían a facilitar medicamentos y víveres a los más necesitados y a la evacuación de los enfermos graves. Muchas personas aquejadas de dolencias renales fueron trasladadas desde Alzira a Valencia en helicóptero para que les fuera efectuada la hemodiálisis.

No obstante, el estado de la ciudad, que cuenta con unos 38.000 habitantes, era caótico. La ayuda a los afectados, al ser prestada por tan numerosas y diferentes organizaciones, carecía de la coordinación necesaria. Sin teléfono, sin agua y sin luz la situación de la población era angustiosa. Había numerosos vehículos volcados o deteriorados en las calles, y en el agua flotaban los objetos más dispares, desde cadáveres de perros y gatos hasta paquetes de compresas, libros o frutos en descomposición. Algunos vecinos aseguraban haber visto flotar por las calles un ataúd.

Francisco Vicente, empleado de un almacén de alimentación que ayer por la mañana había podido salir de su casa, circulaba con el agua por encima de la rodilla con dos botellas de champaña y varios refrescos que había recogido en el establecimiento para dar de beber a sus familiares. "Hasta esta mañana", señalaba, "nos hemos mantenido con conservas y algunos alimentos que teníamos, pero ya se nos han acabado todas las bebidas y no tenemos agua".

El perjuicio económico que puede ocasionar a la población de Alzira la inundación es incalculable, ya que las grandes industrias han resultado muy afectadas, así como los cultivos de toda la zona. En la mezcla de agua y barro que llenaba las calles flotaba abundante cantidad de grasa de color negro procedente de los vehículos. Todos los comercios estaban arrasados por las aguas. En las puertas de muchas tiendas de comestibles se encontraban existencias estropeadas, y en algunas zonas era perceptible un olor a podrido procedente de varios artículos, dado que no se habían podido conservar por la falta de fluido eléctrico.

Comercios saqueados

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Algunos comercios registraban señales de haber sido saqueados, a pesar de que los cuerpos de seguridad montaban guardia allá donde les era posible para evitarlo.

En cuanto a las víctimas registradas en esta población, probablemente se tardarán varios días en conocer su número exacto, ya que fue ayer cuando comenzaron las operaciones de rescate.

Servicios públicos habituales de la población casi no funcionaban. Un miembro de la Policía Municipal manifestó en el Ayuntamiento que toda la flota de automóviles y moticicletas de que disponía ese cuerpo había quedado inutilizada.

La entrada al Ayuntamiento estaba repleta de cajas de madera vacías para que se pudiese alcanzar la escalera desde la entrada sin pisar el barro. A las 14.30 horas un helicóptero de la ¡Guardia Civil aterrizaba con grandes dificultades en la plaza donde está situada la casa consistorial para evacuar a una joven parturienta, María Amparo Vázquez, que había solicitado auxilio.

"Lleve usted cuidado, que hay muchas tapas de alcantarilla quitadas y se puede caer dentro", advertían a cada paso los habitantes.

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