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La OMS concede, por primera vez, valor prioritario al problema de las drogas

Por primera vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concede un valor prioritario al problema de las drogas, considerándolo desde un punto de vista sociocultural, donde la opinión de los sociólogos y antropólogos resulta más eficaz que los aspectos puramente medicales en la perspectiva de un tratamiento.

Para los autores del estudio (una veintena de especialistas de todo el mundo), el problema de las drogas debe ser primero abordado siguiendo el itinerario de las diferentes culturas en que se desarrolla el problema. En las montañas de Tailandia existe una tribu donde los padres fuman opio frente a sus hijos porque en la comunidad, a falta de medicinas, es considerado como un poderoso medicamento. En las mesetas andinas de Suramérica, los indios mascan la cocaína para vencer la fatiga y el hambre, y su consumo es considerado como un reemplazante de las vitaminas; es un remedio. En las sociedades occidentales desarrolladas existe también el consumo de drogas socialmente admitidas, como el caso del tabaco y del alcohol.El consumo del LSD utilizado por estudiantes de una ciudad norteamericana para ensanchar su campo de consciencia o por los psiquiatras como agente inductor de la intuición, el vino utilizado en una ceremonia religiosa cristiana, el tabaco que mascan los marinos, el cigarro que fuma un ejecutivo, los tranquilizantes menores utilizados por las amas de casa y la cerveza que un propietario da de beber a sus caballos para aumentar su fuerza constituyen, a juicio de la OMS, casos de utilización de drogas socialmente admitidos, que la costumbre y la cultura ha arraigado en los pueblos; pero son casos dignos de analizar.

Consecuencias sociales

Desde esa perspectiva, el estudio analiza el caso de México, donde el 5,6% de los estudiantes secundarios utilizan como droga la inhalación de disolventes industriales: tinturas para los calzados, colas industriales, diluyentes y cementos plásticos. En México este tipo de droga ha ido reemplazando al alcohol, y la ONIS da la alarma en cuanto a las consecuencias sociales de su uso: lesiones cerebrales, parálisis, y en las mujeres, alteración en el proceso de ovulación y aumento de los riesgos del aborto.En las barriadas bolivianas y peruanas, la inhalación del humo de la pasta de coca es utilizado como una droga de evasión, donde además se consume el sulfato de coca, utilizado para la fabricación de otras drogas más fuertes. La confusión mental, insomnio, sudores y la muerte son algunas de las consecuencias del uso de la coca como droga de evasión.

En Jamaica el problema lo produce el consumo del canabis (ganja es su nombre local). Allí, como en las sociedades thai de las montañas o las mesetas andinas, su consumo proviene de costumbres culturales ascentrales (el 60% de la población rural la consume); pero el problema, al igual que la coca, es su consumo urbano, que preocupa. Los cesantes y los marginales de los tugurios han hecho de la ganja una droga cuya mezcla con otras sustancias provoca reacciones sensoriales inexplicables, pero fatales socialmente. En las sociedades occidentales, al tabaquismo y el alcoholismo se han agregado las drogas fuertes.

Como solución, la OMS piensa en dos posibilidades. Una, la educación basada en los ya mencionados aspectos socioculturales, y otra, la aplicación de medidas legales tendentes a controlar los mercados de las drogas y a castigar severamente a sus infractores. Sólo en tercer lugar, la alternativa de centros clínicos y terapias descentralizadas es considerada como útil, pero siempre que sirva de apoyo a la elaboración de programas en el contexto sociocultural.

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