Obras para piano y teatro musical en el Festival Hispano-Mexicano

La veracruzana Alicia Urreta es una artista polifacética por instinto y por preparación. Excelente pianista, compositora, directora de orquesta y de ballet, autora de partituras cinematográficas y, en todo Momento, extraordinaria removedóra de voluntades.En el Ateneo de Madrid, y dentro del IX Festival de Música Contemporánea Hispanoamericana, Alicia presentó un programa con una parte pianística y otra de teatro musical. Como intérprete y como actriz, Alicia triunfó en plena línea y se hizo aplaudir con entusiasmo.

Los Preludis obstinants, de Leonardo Balada (Barcelona, 1933), datan de 1979 y son una muestra clara del buen temple musical de su autor, de su conocimiento de las posibilidades del instrumento y de su capacidad de síntesis técnico-estilística. Situados en la amplia onda del impresionismo, Balada impone sus perfiles particulares, fuertes, ácidos en ocasiones y de tenues ambientes biensonantes en algunos casos.

Coincidiendo en algunos puntos de vista estético, pero realizados desde otros supuestos personales, los Preludios del mexicano Antonio Navarro (1958), dedicados a Alicia Urreta, sutilmente atmosféricos y con incorporación de recursos actuales (como el ataque directo de las cuerdas del piano con la mano), revelan una sensibilidad emocional y acústica muy agudizada.

La obra de Llorenç Balsach (Sabadell, 1953) circula por muy variados caminos, desde la escritura instrumental convencional a la electro acústica. En su ingeniosa Suite gástrica, interpretada por Alicia Urreta, la sombra de Erik Satie se alza inevitablemente, aun cuando bueno será recordar que una sombre puede adoptar formas que la separan grandemente del original. Es el caso de Balsach en sus bienhumoradas y homeopáticas piezas.

El vinarocense Carles Santos (1940), en su doble función de intérprete-creador, sigue, a su manera, corrientes derivadas de Cage y otros americanos. Su Armandino 77 (un breve diseño que se repite, con levísimas modificaciones, un número incontable y libre de veces), estrenado por el mismo autor en 1977, constituye un expediente cómodo y fácil. Revela tan sólo, una actitud a través de una expresión tan reiterativa como el rezo del rosario.

Alicia Urreta tocó todas las obras con dominio y capacidad expresiva, da a cada página la intención que reclama. En la segunda parte se convirtió en actriz-pianista para recitar la pieza músico-teatral de José Antonio Alcaraz, nuevo ejemplo de la inteligencia del músico y crítico mexicano.