El ex dictador boliviano García Meza pone en aprietos a los militares argentinos

La presencia en Buenos Aires del ex dictador boliviano coronel Luis García Meza y de otros altos militares a los que el cambio de régimen en su país ha llevado a abandonarlo, ha colocado en una situación altamente embarazosa al Gobierno argentino, según informa la agencia France Presse desde Buenos Aires. Y ello, en un momento en el que las autoridades de Buenos Aires intentan, por todos los medios, reunir apoyos de cara al debate sobre las Malvinas que ha de desarrollarse en la ONU.

El coronel García Meza llegó a Buenos Aires de improviso el pasado miércoles, y a él se unieron el ex ministro del Interior y el ex jefe de los Servicios Especiales, coroneles Luis Arce Gómez y Alfredo Quiroga, considerados ambos como principales implicados en el tráfico de cocaína y en los secuestros y torturas que marcaron el período posterior al derrocamiento del Gobierno constitucional de Lidia Gueiler.Los tres coroneles, cuya residencia en Buenos Aires se desconoce, habrían llevado tras ellos al terrorista italiano Stefano Delle Chiaie, según rumores persistentes sobre los que las autoridades argentinas, la Embajada de Bolivia guardan el más profundo silencio.

Delle Chiaie, uno de los protagonistas de la matanza de la estación de Bolonia, en Italia, se encontraría, junto con el coronel Quiroga, "albergado por un coronel del Ejército de Tierra argentino", según el influyente diario Clarín.

El embarazo causado por la presencia de los coroneles bolivianos no afecta únicamente a la diplomacia argentina, sino incluso a los propios jefes del Ejército, que, tras la derrota de las Malvinas, han decidido devolver el poder a los civiles antes de marzo de 1984.

"El ex dictador y sus cómplices se enfrentan a interlocutores diferentes, que no hablan el mismo lenguaje que sus predecesores", explica una fuente militar.

La política de los generales argentinos tras las purgas habidas en los estados mayores una vez finalizada la guerra del Atlántico Sur ha cambiado absolutamente de tono, y con ello han desaparecido las simpatías de que gozaban el coronel García Meza y su entorno.

Hace días que los responsables de Asuntos Exteriores vienen advirtiendo a la Casa Rosada, sede del Gobierno, sobre los "efectos nocivos que a la diplomacia argentina está causando el exilio tácito ofrecido a los coroneles bolivianos". Asimismo, se vienen sucediendo protestas de los partidos políticos.

Otros jefes de los aparatos represivos bolivianos han viajado a Paraguay, entre ellos el ex jefe de la Dirección de Investigación Nacional (DIN), Guido Benavídez, informa, por su parte, la agencia Efe desde Bolivia.

Ayer, algunos sectores políticos bolivianos acusaron al mayor Javier Hinojosa, al capitán Luis Cossío y al teniente Manfred Reyes Villa de ser los principales jefes de la operación paramilitar que asesinó a nueve dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en enero de 1981. Los tres se encuentran actualmente realizando cursos de especialización en Italia, Uruguay y Estados Unidos, respectivamente.

Los dirigentes del MIR, ahora en el Gobierno que preside Hernán Siles Suazo, han asegurado que someterán a juicio a los tres jefes militares "que masacraron a los dirigentes del pueblo".