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Calderón, en París y en Sitges

Jorge Lavelli presenta 'La vida es sueño' en la Comèdie Française

Con el estreno de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, puesto en escena por Jorge Lavelli, ha inaugurado la temporada la Comèdie Française, el más prestigioso teatro galo. Es la primera vez que un clásico del Siglo de Oro español se representa en esta institución, y esta vez coincide con la inauguración del Festival internacional de teatro de Sitges que también abrió sus puertas con una obra calderoniana. Es el resurgimiento de un autor cuyo aprecio se llevaba más por vías académicas que estrictamente teatrales, pero que ahora llega a los escenarios internacionales.

Por primera vez, el teatro del Siglo de Oro español se da a conocer en la Comèdie Française, con el estreno de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. El argentino, nacionalizado francés, Jorge Lavelli, ha dirigido la puesta en escena, valorada por los responsables de este teatro nacional como "una de las dos o tres más importantes" de la temporada que acaba de inaugurar Calderón."Calderón murió en 1681, pocos meses después de la fundación de la Comédie Française. Es justo que, después de, tres siglos de silencio, la Comédie rinda homenaje al Siglo de Oro español, integrando la obra de Calderón en su repertorio. A pesar de que los autores franceses de los siglos XVII y XVIII se inspiraran abundantemente en el teatro español, éste no figuraba en sus programas".

Con las frases precedentes, la dirección de la Comédie presenta el montaje de La vida es sueño. En realidad, es la primera vez que en la llamada "casa de Molière", sede de la Comédie, desde que fue fundada, hace algo más de tres siglos, se escenifica una obra de teatro español. Una de Lorca, otra de Rojas y una más de Arrabal fueron interpretadas por la compañía gala, pero en escenarios adjuntos.

La idea de este estreno es de Lavelli, el director nacido en Buenos Aires (Argentina), residente en Francia desde hace veinte años, durante los que se ha convertido en uno de los creadores escénicos más prestigiosos del mundo, con puestas en escena tanto de teatro como de ópera. En una conversación con EL PAIS, Lavelli habla del proceso y actualidad de la creación de La vida es sueño.

Entre Calderón y Shakespeare

Pregunta. ¿Por qué esta obra, hoy, y en la Comédie Française precisamente?

Respuesta. Ya la quise yo montar hace tiempo en Alemania, pero surgieron dificultades, porque deseaban modificarla. Y ahora la propuse a la Comédie. Por lo demás, La vida es sueño es de actualidad, por la permanencia de sus temas de tipo filosófico, político o social. Muy concretamente, me interesa el tema del poder y el uso que Calderón hace del poder, y el tema de la libertad y el uso que hace de ella. Cuando yo trabajaba en El cuento de invierno, de Shakespeare, ya empecé a encontrar en la obra de Calderón ciertas estructuras dramáticas del teatro del autor inglés. Y, además, esas dos obras, bajo todas sus formas, tratan una temática similar: el paso del sueño al despertar, del sueño a la realidad, el paso de la vida a la muerte, de la muerte a la vida, el paso de la infancia a la edad adulta, o de la locura a la cordura, del desorden al orden. En los primeros meses del año próximo, precisamente, montaré, con Nuria Espert, otra obra de Shakespeare, La tempestad, de dramaturgia semejante a la de la obra de Calderón.

P. ¿Han respetado el texto?

R. De manera absoluta, en la medida de lo posible; claro que no era posible traducirla en verso. Se trata de una prosa ritmada. La traducción es nueva y la ha hecho Celine Zins, aproximándose al máximo al lenguaje barroco original. El montaje, sin embargo, responde al mismo discurso de toda mi trayectoria escénica. En algún pasaje intervienen músicos y un cantante.

P. ¿Y por qué estrenarla en la Comédie?

R. Porque, prácticamente, esta es la única compañía estable que existe en Francia, con un elenco que dispone de todas las potencialidades que son necesarias para que los franceses descubran lo que es una obra maestra como La vida es sueño. Este tipo de aventura hay que realizarlo con medios. Hemos ensayado tres meses y medio, y yo, personalmente, desde el inicio de este año, he estudiado el proyecto en todos sus detalles.

P. ¿Existen connotaciones políticas en la elección de sus obras y montajes escénicos?

R. Claro que existen, pero a partir de la fábula que revierte la actualidad. A mí, eso que se llama la actualidad, el presente, no me interesa. El teatro es una síntesis de la vida, y para que surja esa ejemplaridad de la vida en una escena es necesaria la distancia.

P. Usted se ha consagrado internacionalmente desde Francia. ¿Cómo analiza el cambio político en el plano cultural, y en el teatral, precisamente?

R. Pienso que se operará un cambio positivo, pero paulatinamente, en el terreno teatral, que

Jorge Lavelli presenta 'La vida es sueño' en la Comèdie Française

me sensibiliza directamente. En Francia, desde hace años, se ha venido operando una transformación consistente en favorecer los teatros nacionales con medios y abrirlos a todo tipo de espectáculos. Desde que yo vivo en Francia han desaparecido la mayor parte de todos aquellos teatros pequeños, llamados de vanguardia. Hoy la vanguardia se hace en las grandes salas nacionales. El teatro necesita medios. Esta obra de Calderón, por ejemplo, no podría darse a conocer como lo merece en la penuria. Los teatros privados que quedan se limitan a lo fácil.Este estreno, por otra parte, ofrece otra vertiente, de reflexión: el que uno de los teatros más prestigiosos del mundo, vecino por añadidura, ignorara a estas alturas la abundante obra del Siglo de Oro español incide directamente en un tema eterno franco-español: la agresividad que caracteriza las relaciones entre los dos países.

Esa pasión inútil de los lazos París-Madrid, cada vez que se aborda el tema se concluye que es debida, en su raíz, al desconocimiento profundo de cada país por su vecino. Y ese desconocimiento se basa en una incomunicación intelectual histórica. Francia ha sabido venderse a España y al resto del mundo. España, por ahora, a nivel popular, sólo le ha vendido a Francia a Federico García Lorca. Organismos oficiales, diplomáticos no faltan para, propiciar una comunicación bilateral, pero, por falta de medios, de cabeza, o de ganas, lo cierto es que, tres siglos después, ha sido un argentino quien ha colado a Calderón de la Barca en un teatro prestigioso francés.

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