El equilibrio del terror
Me refiero al artículo La congelación es un hielo quebradizo, de Richard Perle, publicado en ese diario en su edición del jueves 7 del presente. No comparto la posición del autor del artículo en referencia, de que una congelación nuclear necesariamente alteraría el así llamado equilibrio del terror entre Estados Unidos y la Unión Soviética.Con los miles de misiles y las decenas de miles de ojivas nucleares que existen en la actualidad no hay ninguna necesidad de un equilibrio perfecto para disuadir a cualquiera de ambos lados de atacar al otro. Aun una fracción de los actuales arsenales nucleares que poseen las superpotencias bastaría para infligir un daño inadmisible al enemigo.
La propuesta de la congelación nuclear debe su popularidad, precisamente, al hecho de expresar la creciente impaciencia que muchos sienten ante la incesante carrera de armas nucleares. Es una manera de decir: ya basta.
En mi opinión, no tiene mucho sentido el discutir si una congelación nuclear puede o no beneficiar a un lado a las expensas del otro, ya que, ciertamente, no pondría en peligro la seguridad de ninguno de los dos-. El verdadero problema consiste en cómo esta idea ingeniosa puede ser traducida en una medida concreta y formal de limitación de armamentos.
La propuesta de la congelación nuclear, que ha sido lanzada por el amplio movimiento pacifista norteamericano, y que tiene como objetivo el detener toda la maquinaria bélica nuclear en un plazo de un año, es demasiado ambiciosa e incluso irrealista. La experiencia indica que se necesitarían muchos años de negociaciones para un acuerdo de verificación internacional del cese de la producción de
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