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Los grandes centros obreros polacos del Báltico se declaran en huelga por la disolución del sindicato Solidaridad

La convocatoria de huelga general lanzada ayer desde Gdansk fue seguida por miles de obreros del astillero Lenin de esta ciudad, en Gdynia y en Szczecin, mientras las autoridades cortaron las comunicaciones telefónicas y de télex entre la capital y la costa báltica, sin que se explicaran los motivos. Se trata de la primera reacción de los trabajadores polacos a la disolución del sindicato independiente Solidaridad. Los paros en el astillero Lenin comenzaron en la madrugada de ayer y según fuentes occidentales infinidad de panfletos habían sido repartidos por todo Gdansk llamando a la huelga general.

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A primeras horas de la mañana, las más importantes ciudades del Báltico quedaron incomunicadas del resto del mundo. La propia agencia oficial Interpress informó que no había conseguido establecer contacto con su corresponsal en Gdansk y las operadoras de teléfonos dijeron que no estaban autorizadas a entablar comunicación con esta ciudad, Gdynia o Szczecin, lo que excluye la posibilidad de una avería.Sin embargo, la comunicación aérea con el Báltico no ha sufrido modificaciones y ayer se mantenían los tres vuelos diarios con Gdansk, donde se celebra una feria marítima internacional. A primeras horas de la tarde de ayer se desconocía si la policía había prohibido la entrada a los astilleros Lenin del segundo turno de obreros, tal y como ocurrió al comienzo de las huelgas de 1980. Se dijo que el líder clandestino de Solidaridad, Bogdan Lis, se encuentra en el interior de los astilleros. En la planta siderúrgica de Hutta Warszawa y la factoría de tractores Ursus hubo asambleas de obreros y diversas concentraciones.

La Comisión Provisional de Coordinación (TKK, dirección clandestina) de Solidaridad había convocado el pasado domingo una huelga general, para el próximo 10 ,de noviembre, de cuatro horas de duración, en el segundo aniversario de la legalización de Solidaridad por el Tribunal Supremo de Polonia.

En este comunicado, la TKK aclara que la huelga y la no afiliación a los nuevos sindicatos oficiales será "un referéndum nacional en el que la población polaca debe pronunciarse contra la política de represalias, la esclavización del pueblo, la creciente miseria, así como contra los 37 años de desastrosa política social y económica".

El llamamiento está dirigido "a todos los miembros de Solidaridad, a los trabajadores y a todos los sindicatos" para que boicoten los nuevos sindicatos.

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El comunicado de la TKK sacó de la incertidumbre a los millones de adherentes a Solidaridad, opuestos a la nueva ley sindical, que estuvieron sometidos a llamamientos contradictorios, durante el pasado fin de semana, pidiéndoles al mismo tiempo mantener el orden y manifestarse multitudinariamente ante el Parlamento (Sejm) contra la aprobación de la nueva legislación sindical.

La dirección de Solidaridad se concede el plazo de un mes para organizar una masiva respuesta a las últimas determinaciones del régimen del general Wojciech Jaruzelski de suprimir los logros políticos y sociales alcanzados por Solidaridad.

Por su parte, la Iglesia, en términos de moderación, ha alentado a la población para que se prepare a un combate no violento de larga duración que no haga olvidar "el espíritu" de Solidaridad.

Este es el mensaje de la homilía pronunciada el pasado domingo por el primado, Jozef Glemp, en el monasterio de Niepokalanow, donde afirmó que "se pueden disolver las estructuras, pero nunca el espíritu. El espíritu de la justicia, del bien y la lucha por una causa justa es indestructible".

Glemp deploró la disolución de Solidaridad, pero se declaró dispuesto a "no echar leña al fuego" y reflexionó sobre el "realismo cristiano", el "perdón y la tolerancia". El primado añadió que mantiene su esperanza de que "un trabajo constructivo prevalezca en las realidades polacas", a manera de advertencia a los obreros acerca de los riesgos que comporta el desencadenamiento de una huelga.

En medio de este recrudecimiento de la tensión social, el régimen se mantiene firme en su decisión de aplicar rigurosos castigos a personas que infringieron el estado de sitio.

Así, ayer fue condenado a tres años de cárcel en Konin, a 200 kilómetros de Varsovia, Slawomir Czajkowski, acusado de instigar manifestaciones callejeras el pasado 31 de agosto, segundo aniversario de la firma de los acuerdos de Gdansk, que posibilitó la creación de Solidaridad. Es la primera mención oficial de la ciudad de Konin como lugar donde se produjeron manifestaciones ese día.

Las autoridades informaron entonces que tan sólo en 66 ciudades polacas se registraron desórdenes en la fecha conmemorativa de los acuerdos de Gdansk.

Otra sentencia similar se produjo en esta última ciudad el pasado fin de semana, según la agencia oficial polaca Pap. Un tribunal de esta ciudad condenó a tres años de prisión a Jerzy Warowny, de 25 años de edad, acusado de haberse enfrentado a pedradas a fuerzas de la milicia en la manifestación que se desarrolló el 31 de agosto pasado.

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