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Reservas de Argelia a la política de Mitterrand en Africa

A pocas fechas de la llegada a Rabat, en visita oficial, del presidente François Mitterrand, han aparecido serios nubarrones en el horizonte de las relaciones políticas franco-argelinas.

Discretamente, Argel ha expresado sus reservas hacia la política francesa en Africa, coincidiendo con la clausura de la conferencia franco-africana de Kinshasa, la capital de Zaire.

Tras la visita a Argelia del jefe del Estado francés, el año pasado, y la firma de un importante: contrato de venta de gas natural argelino, este año, las relaciones entre los dos países han mejorado sustancialmente, en virtud de la voluntad política a que han hecho referencia los dos jefes de Estado.

Francia ha vuelto a ocupar el primer lugar entre los proveedores de Argelia, y las dos capitales han concluido una convención que regula la cooperación económica y otorga a Francia, si no oficialmente, al menos en la práctica, la prioridad a la hora de realizar ofertas de bienes de equipo.

Las relaciones políticas sufrieron un serio revés con motivo de la visita hecha por Mitterrand a Jerusalén en marzo pasado. La Prensa gubernamental argelina no vaciló en criticarel viaje, calificándolo de apoyo a la "política agresiva" de Israel y afirmando que, a menos de una rectificación ulterior, la Francia de Mitterrand se había excluido voluntariamente de un eventual plan de paz en Oriente Próximo.

Posteriormente, esas críticas han disminuido, como consecuencia de lo que aquí se califica de actitud positiva de París en el conflicto de Líbano.

Las reservas argelinas se han redoblado con motivo de la conferencia franco-africana de Kinshasa. No obstante el mutismo oficial, los medios autorizados de la cancillería han condenado la insistencia de Mitterrand en apadrinar una especie de Commonwealth francesa o una mini OUA controlada por París, en función de una política cuyas coordenadas aparentes no convencen a los argelinos.

El caso de Chad

El caso de Chad es considerado aquí como ejemplar, en la medida en que Mitterrand aparece como el responsable directo del reconocimiento de los 31 países presentes en la capital de Zaire, del dirigente chadiano Hissene Habre.Los argelinos parecen haber confiado, hasta el último momento, en la sagacidad de Mitterrand, que habría de haberle llevado a desaconsejar la asistencia de Habre.

Ello explica el insólito desinentido de Argel de la reunión, en esta capital, de ocho jefes de tendencias nacionalistas chadianas, cuando el propio Gukuni Enudei, ex presidente de ese país africano, se hallaba en Argel y reiteraba públicamente que la reunión tuvo lugar, efectivamente, en la sede de la Embajada de Chad en Argelia.

Las contradicciones de la diplomacia argelina, los palos de ciego en ese sentido, han generado un malestar profundo en otros círculos del régimen, concretamente el Frente de Liberación Nacional (FLN), donde no se hace abstracción de lo poco que les satisface el jefe de la diplomacia argelina, Ahmed Taleb Ibrahimi, al que se considera un hombre de derechas, pro occidental y ligado a los medios fundamentalistas religiosos.

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