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Medidas del Gobierno austriaco contra el paro y la crisis económica

Con medidas económicas diversas, que conceden prioridad absoluta al mantenimiento del nivel de empleo, el Gobierno socialdemócrata de Bruno Kreisky trata de mantener el alto nivel de bienestar alcanzado en la década de los setenta y evitar, en la medida de lo posible, el contagio de la crisis económica, que en los últimos dos años ha estrechado el cerco alrededor del país.

En el período 1970-1981, Austria ha vivido "años ejemplares". El producto nacional bruto crecía al promedio del 3,7% (en la Europa de la OCDE, 2,99%); la tasa de inflación, al del 6,2% (en la OCDE-Europa, 10,2%), y el paro oscilaba entre el 1,5%, y el 2%, mientras que las cifras de la OCDE se disparaban por encima de 5%.

Austria es actualmente un ejemplo para los socialistas españoles si ganan la elecciones, según manifestó recientemente el responsable de política económica del PSOE, Enrique Barón, para quien la experiencia austríaca es una de las más serias de Europa y casi una receta.

Pero los tiempos son difíciles y, pese a defenderse de forma aceptable, Austria nota el impacto de la crisis en un ligero encogimiento de las cifras. Para 1982 se calcula un crecimiento económico entre el 1% y el 2%, una inflación entre el 5,5% y el 6,5% y un paro obrero entre el 3,5% y el 3,6%. Estas previsiones, envidiadas en la mayoría de los países occidentales, causan, sin embargo, alarma en Austria, donde el énfasis en la seguridad en todas las esferas de la vida es casi una obsesión nacional.

Programa especial de empleo

Entre las medidas más recientes aprobadas por el Gobierno aus triaco para contener la crisis está un programa especial de empleo para el otoño-invierno 1982-1983, cuyo objetivo es evitar que el paro -2,4% de promedio durante la primera mitad de 1982- pueda crecer más allá de los números mágicos al iniciarse la dura época del frío y la nieve. Fue a finales de enero de 1982, según indican las estadísticas, cuando el paro alcanzó sus cotas más bajas en los últimos años. Había entonces 155.000 parados (un 5,4% de la población activa), y un tercio de los afectados pertenecía al ramo de la construcción.

El programa especial de empleo, el segundo de este año tras sucesivos recortes en las previsiones, supone una inversión financiera estatal de 23.000 millones de chelines austriacos (138.000 millones de pesetas), con la cual preten de asegurar entre 30.000 y 35.000 puestos de trabajo.

El aumento de las primas a la inversión a partir de octubre, un plan especial de construcciones, la inversión en ferrocarriles y correos, así como en el sector energético, y el saneamiento de la industria nacionalizada son otros puntos del plan recientemente aprobado.

Esta industria, que da salida a una quinta parte de la producción industrial austriaca, está orienta da en gran medida hacia la exportación, y ha sufrido por ello el impacto de la crisis internacional y de las políticas proteccionistas puestas en práctica por otros países, especialmente en la producción de hierro y acero.

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