Las tramas golpistas
( ... ) Una de las periodistas que más han investigado el golpe militar del 23-F se llama Pilar Urbano. En un libro de minuciosa documentación y fácil lectura explica algunas sombras del proceso al tejerazo. Y ayer, en un sugestivo ar tículo, resumía una tesis en esta interrogación: ¿situación controlada? El interrogante transmite ya una buena dosis de incertidumbre, de zozobra. La zozobra ciudadana puede, sin embargo, mitigarse a la luz de unas circunstancias adversas a un nuevo putsch. Es más difícil, en cambio, difuminar la incertidumbre. El esquema del planteamiento golpista se reduce a las siguientes líneas: a) la operación Galaxia se dio por saldada acelerada y superficialmente; b) la trama cívico-militar del 23-F se redujo a un happening improvisado por una docena de protagonistas, y c) el nuevo proyecto golpista, programado para el 27 de octubre, tiende a ensombrecerse, a diluirse en una documentación voluminosa y confusa de nombres y apellidos, cuyo simple enunciado arrastra fundadas sospechas de culpabilidad y de inocencia. Dicho de otra manera: la trama seguiría intacta.Ocurre, sin embargo, que los servicios de inteligencia -y el CESID en primer término- han actuado con oportuna celeridad. Y hay pruebas. Como las había el 23 de junio de 1981, cuatro meses después del tejerazo. La dificultad consiste en que los jueces sólo aceptan pruebas contundentes. Y el 23 de junio, al parecer, las presunciones no alcanzan un valor incontrovertible. ( ... )
( ... ) De algún modo, la permisividad que ha rodeado a los condenados por el golpe del 23-F facilita notablemente la persistencia de una trama que no pudo -¿por qué razones?- desarticularse o investigarse en su momento. En esa pregunta -¿por qué razones?- se encierra el problema. (...)
, 8 de octubre
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