Muere el pianista canadiense Glenn Gould
El pianista canadiense Glenn Gould, considerado como uno de los mejores intérpretes de Bach, Schonberg y del repertorio clásico en el mundo, falleció ayer en el Hospital General de Toronto a causa de una hemorragia cerebral.El pianista había sido internado en el citado centro sanitario el pasado 27 de septiembre, dos días después de cumplir los cincuenta años, y desde entonces no recobró la consciencia. Según personas allegadas al pianista, Gould ni fumaba ni bebía alcohol y nunca había estado enfermo. Será enterrado en la más estricta intimidad famíliar.
El fallecimiento de Glenn Gould no ha producido especiales reacciones en los medios musicales del Canadá. Era considerado mundialmente como un pianista de gran talento pero también como un gran excéntrico.
Glenn Gould se manifestó desde los primeros años como un niño prodigio. A los 14 años ya era solista de piano de la Orquesta Sinfónica de Toronto. A los 23 años interpretó su primer gran concíerto de adulto en Nueva York y a los 25 años comenzó a interpretar a los clásicos por todo el mundo, incluso en la Unión Soviética donde fue el primer artista norteamericano invitado por el Gobierno de la URSS. En 1955 graba el tema Las variaciones Goldberg, de Juan Sebastian Bach. Después su discografía alcanzaría otros ciencuenta títulos.
A su faceta de pianista Gould unió la de compositor, de cuya dedicación quedan obras románticas y algunos análisis de las Sonatas para piano, de Beethoven que él revisó con autoridad musical.
El otro lado de la personalidad de Glenn Gould fue su excentricidad manifestada tanto en sus actuaciones como en sus declaraciones. En ocasiones se presentaba ataviado con ropa de invierno y con guantes a interpretar en verano.
En 1964, después de interpretar a Beethoven en Chicago proclamó: "El concierto ha muerto" y se retiró de las actuaciones en público pero no dejó de interpretar y de grabar discos y, últimamente, videodiscos. Su actividad se produjo desde entonces en el marco de una vida solitaria en Toronto.
Este estilo de vida estaba en consonancia, según algunos observadores, con su predilección por las obras tardías de Bach y Ricardo Strauss o por las composiciones de Sibelius y Hindemith.
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