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La negativa de McDonnell a negociar contrapartidas concretas pone en peligro la compra de 84 bombaderos F-18 A

La prepotencia de los negociadores yanquis ha molestado a los españoles quienes podrían considerar ahora la oferta del bombardero germano-italo-británico Tornado, desechada en 1979 sin previa evaluación. Empresarios españoles han manifestado su preocupación y malestar porque las contrapartidas del F-18A están practicamente en el aire y el ministerio de Defensa quiere firmar precipitadamente la carta de intenciones (LOI, Letter of Intentions) antes de las elecciones legislativas.Decepción de los empresarios españoles

Tras las reuniones celebradas en Madrid, en los últimos días, por los representantes del Gobierno español con los del norteamericano y de la McDonnell Douglas ha trascendido, en medios de la industria aeronáutica nacional, una notable decepción ante la intransigencia mostrada por los vendedores y la debilidad de los compradores españoles. Los representantes del ministerio de Defensa se sienten obligados a firmar la carta de intenciones -lo que supone la entrega a fondo perdido de una fianza de 25 millones dólares, más de 2.750 millones de pesetas- antes de finales de este mes, con el fin de aprovechar el precio de 20,1 millones de dólares por avión fijado para la Marina norteamericana.

"Los representantes de la McDonnell -ha comentado un alto directivo de una de las empresas españolas interesadas en las contrapartidas- dan la impresión de que tienen completamente asegurado el contrato de los 84 bombarderos para España, al margen de la negociación de las compensaciones en cofabricación, tecnología, zapatos, naranjas, turismo, etcétera, y actúan como si el programa FACA hubiera sido un regalo del Pentágono obtenido sin dificultad". Ante tal actitud norteamericana, algunos empresarios desanimados se preguntan ahora por qué ganó la McDonnell Douglas el concurso FACA sin haber negociado contrapartidas concretas a- las empresas españolas, y sin siquiera haber evaluado al menos las posibilidades del mercado español.

La General Dynamics, fabricante del F-16, el avión de la OTAN y del Ejército del Aire norteamericano, ha mantenido en España a una delegación de técnicos que durante tres años han negociado con los empresarios españoles las posibilidades de cooperación en la fabricación de los cazabombarderos. Hace tan sólo unos meses, hasta finales del pasado mes de mayo, la General Dynamics estaba practicamente convencida de que el contrato del siglo para la Fuerza Aérea española era suyo.

Cuando este periódico publicó en julio que la Comisión de Defensa había enviado al Gobierno un informe favorable al F- 18A de McDonnell Douglas, los soprendidos representantes del F-16 montaron en cólera y se marcharon inmediatamente de España cerrando sus oficinas. Nadie se explicó entonces las razones que inclinaron al Ejército del Aire a cambiar supuestamente de rumbo.

Intereses del Gobierno norteamericano

Las especulaciones se centraron en torno a varios temas. En primer lugar, se llegó a pensar que el Gobierno norteamericano había recomendado muy especialmente al español la compra del F-18A por un supuesto interés en favorecer a la McDonnell Douglas, proveedora de la Navy, que atraviesa notables dificultades económicas a raiz de sus grandes fracasos con el DC10. También se interpretó como una victoria de la Navy sobre la Air Force en el seno del Pentágono.

Algunos observadores europeos, especialistas en materia de defensa, han llegado a ligar la suerte del FACA español a la del mismo programa en Grecia, país ribereño del Mediterráneo cuyo Gobierno socialista estudia en estos momentos la compra de 60 bombarderos. Los griegos tienen en la lista corta al avión europeo Tomado, de Panavia, al F-16 de General Dynmics y al F-18A de McDonnelDouglas. Ni los griegos ni los españoles tienen portaviones tan apropiados para el F18A como los que tiene la VI Flota de la Navy de los Estados Unidos en el Mediterráneo. Dichos observadores verían también en la "efedieciochización" del Mediterráneo un intento de diferenciar los sistemas defensivos aéreos de la Europa del Sur frente a la del Norte que dispone del F16.

Una hipoteca para el nuevo Gobierno

Por otra parte, ante la proximidad de las elecciones legislativas, la aparente precipitación por firmar la carta de intenciones en condiciones precarias para los intereses nacionales españoles antes del 28 de octubre ha sido interpretada como falta de elegancia del Gobiernactual hacia el que resulte de las urnas hipotecándole por un par de semanas con una decisión trascendental para la próxima década, por valor de 300.000 millones de pesetas.

Las razones de las prisas por firmar ahora las centra el ministerio de Defensa en que la Navy tiene que hacer su pedido de 1.370 aviones al precio fijado de 20,1 millones de dólares por cada uno -lo que supone un coste total, con carburante, gastos de mantenimiento , etcétera, de 35 millones por aparato- durante el cuarto trimestre de este año. De no firmar el Gobierno español el contrato en firme antes de enero-febrero del próximo año, la McDonnell revisaría al alza el precio de los aviones. Son, por tanto, razones de ahorro de dinero. Sin embargo, si el Gobierno elegido por el pueblo español el 28 de octubre decidiera revisar el programa FACA y optara por otro avión que ofreciera semejantes ventajas defensivas pero más contrapartidas para la industria nacional, se perdería la fianza dé 2.750 millones de pesetas entregada en el momento de firmar la carta de intenciones.

El PSOE podría revisar el FACA

En estos momentos existe una cierta división de opiniones sobre la conveniencia de no arriesgar tal fianza por sólo unas semanas de diferencia. Las dudas sobre la conveniencia del F-18A no tienen relación en todo caso con la posibilidad de un futuro Gobierno socialista, que muy posiblemente respetaría los compromisos de su predecesor en esta materia, sino en la actitud "casi ofensiva para nuestros generales, según ha comentado un directivo de la indus-

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tria aeronáutica, que adopta la McDonnell Douglas en el tema de la contrapartidas a favor de España.

La McDonnell ha llegado a negarse a enviar a un equipo de 35 técnicos, necesarios para discutir con las empresas españolas las contrapartidas, alegando que 9es costaba mucho dinero" y que sólo negociarían contrapartidas concretas cuando tuvieran en su mano el contrato en firme de la compra de los 84 aviones. Tal actitud ha sido considerada abusiva por los empresarios españoles quienes consideran que si España firma el contrato en estas condiciones tercermundistas todas las contrapartidas quedarían en el aire. Es decir, concederían la misma cantidad de 1.800 millones de dólares como compensación global -lo que sólo representa el 63% del coste total del FACA, muy inferior a la oferta de General Dynamics y de Panavia- pero, lo que es más grave, se distribuiría entre zapatos, naranjas, turistas, y otras tomaduras de pelo que los imperios suelen hacer con las provincias poco exigentes. Nuestra comunidad perdería así una oportunidad histórica de acceder y asimilar la alta tecnología aeronáutica y electrónica necesaria para salir de la crisis en los sectores de futuro.

El Tornado resucita de sus cenizas

Algunos de los empresarios consultados han comentado que "estos americanos no conocen a nuestros generales, que son perfectamente capaces de romper la baraja con ellos y resucitar las posibilidades del Tornado, avión europeo polivalente de semenjantes características al F-18A, que nunca ha sido evaluado ni probado en España o por el F-16".

La impresión mas generalizada, difícil de confirmar en medios de la Defensa debido al secreto que rodea estas negociaciones, es que la carta de intenciones se firmará a finales de octubre, no sin antes haber comunicado a los principales partidos políticos que pudieran formar Gobierno tras las elecciones del 28 de octubre sobre las condiciones del contrato.

"Trataremos de garantizar que no haya marcha atrás una vez adoptada la decisión", ha declarado Eduardo Serra, subsecretario de Defensa, "pues buscamos la continuidad y la seriedad en las decisiones que adopte el Gobierno español en temas de interés nacional que no pueden verse alterados por razones coyunturales". La proximidad de un Gobierno socialista no pone en peligro el programa FACA ya que seguramente seguirían negociando en la misma línea. Pero la actitud "imperialista y excesivamente segura" mostrada por los representantes de la McDonnell Douglas está haciendo peligrar un contrato de 300.000 millones de pesetas.

Los fabricantes del avión europeo, que ofrecen a España entrar como socio en la fabricación y en el desarrollo tecnológico del Tornado, han recobrado sus esperanzas perdidas mientras mantienen sus dedos cruzados en espera de ser llamados.

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