El auténtico Eric Burdon, en Barcelona
Cien mil personas acudieron ayer, de forma itinerante, a la primera convocatoria musical de la Festa del Treball, en Barcelona, que, después de tres conciertos de variado interés, ofrecía como plato fuerte la primera de la tanda de las actuaciones de Eric Burdon en España. El cantante, rodeado de una banda de cinco bien aleccionados músicos, materializó eso que la parroquia había previsto encontrar: el auténtico Eric Burdon.El intérprete aparecía como un personaje cuya credibilidad contaba, el viernes por la noche, con un fiable aval: su reciente detención en la República Federal de Alemania por posesión de cocaína y su actitud al explicar que aquella droga le había sido regalada por uno de sus admiradores "ya que él no habría tenido nunca la desfachatez de despreciar un gesto de cariño como aquel". Eric Burdon tiene eso. El respeto de todos. De quienes acuden a mirar y hasta de quienes acuden a escuchar.
La última semana de su vida, Jimmy Hendrix acudió a Londres y, una noche, subió al escenario en el que The Animals y Eric Burdon daban un concierto. La noche siguiente, cuando el cadáver de Hendrix ya había sido hallado, Eric Burdon comentó que le parecía un suicidio y que, por alguna extraña razón, él iba a continuar su obra. La verdad es que se hace difícil dilucidar en cuál de cada uno de sus gestos está el recuerdo al guitarrista muerto. Por momentos parece que podrían ser todos. Y por momentos ninguno. Al final, sin embargo, acabas por adivinar que ser Hendrix o ser Burdon es la misma cosa.
Burdon transmite la más pura esencia del blues blanco pero también es cierto que esquiva la monotonía con viejos temas soul o históricos, a los que The Animals deben su nombre y de quienes Burdon debe añorar a Alan Price. Alguien que ha seguido toda la trayectoria de Burdon afirmaba viéndole actuar, que a estas alturas le debe ser terriblemente difícil dar entrada en su grupo a un buen compositor, que inevitablemente, acabaría por ensombrecer parte de su imagen. De ser cierto deberemos concluir que esa es la tarifa de la fama demasiado prolongada y que, seguramente por eso, nunca va a ser posible el come-back que Eric Burdon propuso en su reciente película que lleva este título.
Babelia
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