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Gracia de Mónaco y el presidente de Líbano murieron anoche

Doscientos kilos de dinamita acabaron con la vida de Bechir Gemayel

Una carga de doscientos kilos de explosivos destrozó ayer al presidente electo de Líbano, el cristiano Bechir Gemayel, 34 años, y el futuro político inmediato de este país clave de Oriente Próximo. La muerte de Gemayel, considerado tanto por Israel como por Estados Unidos, como una de las piezas cruciales para alcanzar una solución negociada en toda la región, abre un futuro incierto para Líbano.

La carga explosiva fue colocada en Beirut este, en el inmueble donde está situada la sede del partido Kataeb (milicias falangistas cristianas), del que era líder el joven político libanés. La explosión derrumbó tres pisos del edificio y causó la muerte además de otras veinte personas y sesenta heridos, según fuentes policiales. Entre los muertos figuran otros tres altos responsables del partido.Confusión y terror eran los dos sentimientos dominantes ayer en Beirut al conocerse la noticia. Confusión, por la incertidumbre que abre la muerte de Gemayel, que debía asumir la jefatura del Estado el próximo día 23. Terror, ante las previsibles represalias que esta muerte puede desencadenar contra los enemigos tradicionales del líder falangista, los palestinos y los musulmanes de izquierda. Sin embargo, nadie se atrevía a adelantar una hipótesis fiable sobre los posibles autores del atentado.

En Washington y Tel Aviv, que habían depositado su confianza en el joven, político libanés, la reacción fue de consternación. Un alto funcionario israelí condenó en términos enérgicos el atentado y expresó su esperanza de que Líbano encuentre un nuevo líder que permita restablecer la autoridad. Un próximo colaborador del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que no quiso ser citado, expresó su temor de que la muerte de Gemayel pueda provocar "un nuevo baño de sangre".

Gemayel, hijo de Pierre Gemayel, líder tradicional de la comunidad cristiana libanesa, se convirtió en 1976 en el jefe indiscutible de las Fuerzas Libanesas, donde quedaron agrupados las diferentes organizaciones cristianas del país. Su elección el pasado 23 de agosto por el Parlamento libanés, mientras la aviación y la artillería israelí bombardeaban las posiciones palestinas, despertó en un primemomento el rechazo de la comunidad musulmana, que le consideraba el "candidato de Israel".

Sin embargo, este sentimiento cambió en las últimas semanas para conceder al nuevo presidente un cierto margen de confianza, en la esperanza de que pudiera armonizar los intereses de las diversas comunidades que forman este país. Página 3

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