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La financiación privilegiada no ha descendido con la liberalización del sistema

La liberalización del sistema financiero, iniciada en 1977 no ha provocado hasta ahora, frente a lo que se presumía la reducción de los circuitos privilegiados de crédito al sector privado, ni siquiera en términos relativos. El Informe anual 1981 del Banco de España revela que, desdibujado el impacto de las reformas por otra serie de hechos, la financiación blanda (a menor interés y mayor plazo) ha crecido en los últimos tres años al mismo compás que el resto, sin dejar de suponer el 20 o 22% sobre el total.

Según la autoridad monetaria, los circuitos privilegiados, contando también crédito oficial y el de exportación, junto a los coeficientes de inversión obligatoria de banca y cajas de ahorro, que descienden desde 1977, proporcionaron durante el año pasado al sector privado 551.500 millones de pesetas.Incluso sin contar el crédito oficial, el flujo total alcanzó al terminar el ejercicio un 22,2% del crédito destinado al sector privado. El porcentaje resultó superior al de los dos ejercicios anteriores, aunque inferior al de 1978.

Aumento del crédito oficial

Los elementos que han anulado el impacto de la reforma en esta materia se centran, precisamente, en dos frentes: el fuerte aumento del crédito oficial hasta hace algo más de un año, de un lado, y la sustitución por la banca privada de inversiones obligatorias por crédito a la exportación, de otro.Por el contrario, las emisiones de renta fija colocadas a través de los circuitos privilegiados (sobre todo cajas de ahorro) decayeron sensiblemente (de 89.800 a 65.200 millones en cuatro años), y todavía más el resto del crédito de las cajas de ahorro.

El resultado del fenómeno en la banca es calificado por el Banco de España de "aparentemente curioso".

Los factores determinantes han sido dos. En primer lugar, la expansión del circuito de créditos a la exportación a costa del coeficiente de fondos públicos, que problemente se acentúe durante el presente año, por los aumentos de rentabilidad en los créditos a la exportación. En segundo lugar, el bajo crecimiento de los créditos de la banca sin una desaceleración de depósitos.

Así, la banca aportó 220.700 millones de pesetas, cerca del triple que en 1978. Y el crédito privilegiado a la exportación tuvo una evolución similar: de 77.300 millones de pesetas en 1978 a 225.000 en 1981, algo más de la mitad que los créditos blandos de todo el sistema.

Baja en las empresas públicas

Dentro del concepto "crédito al sector privado" se incluye el crédito a las empresas públicas; de ahí que algunos propugnen la denominación "crédito a empresas" o la exclusión de las públicas. El asunto parece tener importancia en este momento, debido al espectacular crecimiento de las necesidades de financiación de las grandes empresas públicas y a la presunción de que, paralelamente, estas participan de forma decreciente en los canales privilegiados.El Banco de España ya advierte sobre la posibilidad de que sus cifras estén subestimadas, sobre todo las relativas al crédito oficial. La financiación total recibida por grandes empresas públicas ha pasado del 8,5% del crédito al sector privado en 1978 al 18% en 1981, con el 13,2% y 13,5% en los dos años intermedios. Las cifras globales crecieron en el mismo período de 121.500 millones a 447.500.

Paralelamente a esta evolución, se han registrado varios fenómenos que apuntan a la pérdida de participación de tales empresas en los circuitos privilegiados. Las principales novedades en este camino han sido:

- Desvío de la demanda hacia los mercados internacionales por parte de la autoridad monetaria. Los créditos en moneda extranjera para empresas públicas pasaron en los cuatro años citados de 9.700 a 143.000 millones de pesetas.

- Aumento de los recursos facilitados por la banca privada, con toda seguridad a mayor coste. En concreto, de los 6.000 millones en 1978 se ha pasado a 174.800 millones en 1981.

Por el contrario, ha descendido ligeramente el recurso de las empresas públicas a cajas de ahorro y crédito oficial. Aunque la cobertura de ambas fuentes es insignificante en relación con el total, también alienta la hipótesis de un eventual descenso de la financiación privilegiada de las empresas públicas. Las emisiones de renta fija se mantienen ligeramente por encima de los 40.000 millones en cada uno de los cuatro años.

De los anteriores datos se puede extraer la conclusión de que una parte sustancial de las inversiones crediticias de la banca privada se orienta hacia el crédito a la exportación y las empresas públicas. En otras palabras, que como también es importante la financiación de la banca al consumo y a operaciones a corto plazo, así como creciente su participación en la financiación del déficit público, el dinero que le queda para la inversión privada resulta cada vez menor.

Una tendencia que contrasta con el pulso fuerte de los depósitos, que responde, según medios bancarios, al desinterés general por la inversión. Particulares e incluso empresas prefieren la remuneración fija y creciente de los bancos al riesgo que entraña toda empresa.

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