El grupo japonés Shusaku and Dormu sorprendió en la apertura de la Muestra de Teatro de Valladolid
Danza, pintura y mimo constituyen su espectáculo
Como gran collage teatral, que abarca y utiliza mimo, expresión corporal, danza, pintura y música, y logra un aprovechamiento increíble del espacio escénico, se puede calificar el espectáculo Angel core, presentado en España por el grupo Shusaku and Dormu Dance Theater dentro de la IV Muestra Internacional de Valladolid que se celebra en esta ciudad castellana hasta el próximo 26 de septiembre.
Con sólo ocho personas (cuatro de ellas, músicos), sin escenografía de ningún tipo, pero sirviéndose al máximo de la estructura y posibilidades del recinto, sin texto y dejando vía libre constantemente a la improvisación, a la sorpresa, a la complicidad en ocasiones provocada, del espectador, este colectivo, formado por artistas japoneses, ingleses, alemanes y holandeses, refleja lo que hay de común al hombre en las diversas etapas de la historia. Y lo hace con llamadas constantes al superrealismo, con el uso de recursos teatrales nipones dentro de una clara occidentalización y con el complemento de una música en directo que, en muchos momentos, se convierte en pieza básica del espectáculo."A través de la música, danza, mimo y expresión corporal, comparamos el pasado, el presente y el futuro para demostrar que son círculos muy interrelacionados, que siempre hay algo común", señaló Shusaku Takeuchi. "En todas las etapas, el ser humano es el mismo. El desarrollo, el avance tecnológico satisfacen algunos de sus deseos, pero siempre hay otros, y por eso se genera frustración", añadió el director de Angel core, que es también actor y danzante.
Para Shusaku, el enfoque abstracto y superrealista que dan al espectáculo se explica "porque intentamos que lo pueda ver la gente desde más puntos de vista; no queremos mostrarle ningún camino ni forzarle a conclusiones concretas, sino facilitar elementos para que participe, para que llegue a sus propios resultados". El artista japonés asegura que la comparación entre pasado, presente y futuro "lleva a conclusiones pesimistas, pero no apáticas; el espectáculo es enérgico, agresivo; a través de ese pesimismo se pueden extraer constantes positivas como el amor, la ternura, etcétera".
Angel core es una suma de sorpresas e imprevistos que tiene al espectador en vilo, que le mete de lleno en el montaje. Los actores aparecen y desaparecen por los pasillos del teatro, se mezclan entre el público, aparecen colgados a cuatro o cinco metros de altura, y en posición casi horizontal, de uno de los pilares del edificio, abren las puertas que dan a la calle, etcétera. Este último hecho produjo en la sesión inaugural situaciones inesperadas y sorprendentes. Shusaku, vestido con un traje blanco de señora y con la cara pintada de blanco, abrió la puerta trasera de teatro, que da a la calle de la Constitución. Eran las 20.30 horas. Calle, escenario y público asistente quedaron comunicados. Los peatones, tan sorprendidos como anonadados, se asomaron a la puerta para contemplar, atónitos, las evoluciones de los artistas y las carcajadas del público. Pasó un cura con sotana; hubo un pequeño accidente de circulación al mirar el conductor de un vehículo lo que ocurría tras la puerta y no frenar a tiempo; otro automovilista dio marcha atrás para sacar la incrédula cara por la ventanilla, rascarse la cabeza y tratar de explicarse lo que pasaba. En la sesión de noche ya no hubo tanta suerte. Shusaku alargó la escena esperando que circulasen peatones, pero eran las doce de la noche y la calle estaba desierta. Para más inri, un autobús había aparcado a la puerta e impedía la visión a los viandantes.
Pese a este pequeño inconveniente, Angel core logró el objetivo propuesto por sus autores: atrapar al espectador, hacerle cómplice de lo que ocurre, transmitirle, a través del mimo, la música y la expresión corporal, angustia, desesperación, ternura, inquietud, miedo o esperanza. Todo ello, con gran simplicidad de medios, con una perfecta utilización del espacio escénico y sin recursos artificiales.
Babelia
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