Proliferación de centros básicos sanitarios sin planificación ni coordinación general
Los intentos por reformar la asistencia sanitaria primaria han derivado en una proliferación de centros parecidos de manera que, actualmente, configuran un heterogéneo mosaico de escalones de asistencia básica sin una clara conexión entre ellos: el ambulatorio, el centro de salud, el centro de prevención de la salud, el centro de salud integral, el centro de atención primaria, el centro de planificación familiar , la unidad de seguimiento de los afectados del síndrome tóxico, unidades docentes para medicina de familia y comunitaria, el centro piloto de salud, etcétera.
La Administración central ha incumplido su promesa de creación de una red de centros de salud y la Administración local de izquierdas no tiene capacidad de cubrir la demanda, pese a sus programas de barrio. La asistencia sanitaria primaria en los núcleos urbanos de población se materializaba en los llamados ambulatorios, donde cada beneficiario de la Seguridad Social tarda en ser visto, diagnosticado y recetado menos de lo que se tarda en contarlo. Rápidamente se les despide camino del gran hospital o de la farmacia. Este escalón de la asistencia sanitaria pública es uno de los grandes desafíos que tiene planteados la Administración central y la Administración local. No se concibe -se dice- una reforma de la sanidad en general sin pasar por este escalón.La Administración central ha creado un centro piloto de salud, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), tutelado, en mayor o menor grado, por la Clinica Puerta de Hierro. Asimismo se ha planteado la reconversión de las unidades de seguimiento del síndrome tóxico en unidades básicas destinadas a la asistencia de la población en general, no sólo de los afectados por la intoxicación masiva. Paralelamente, ha mantenido un largo pulso con los jóvenes facultativos, especialistas en medicina de familia y comunitaria, teóricamente destinados a fortalecer ese escalón, sin que a la postre se haya llegado a establecer un plan definitivo del destino de tales médicos y, por tanto, de la creación de las unidades sanitarias docentes, adscritas a los centros hospitalarios, donde dichos médicos ejerzan una función de primordial importancia en la concepción de la nueva asistencia primaria que se pretende.
La larga temporada de conflictos y huelgas de estos médicos terminó este verano con la promesa por parte del Ministerio de Sanidad y Consumo de que en un próximo Consejo de Ministros se aprobaría el plan de centros de salud. El conflicto de los médicos de familia ha sido, en el último año, uno de los puntos de referencia de la crisis permanente de la asistencia sanitaria primaria, sobre la que la Administración central no termina de aclarar su posición.
Intentos municipales
En tanto, la Administración local, regida mayoritariamente por la izquierda, ha desplegado una actuación que ha contribuido a aumentar la expectativa sobre este tema y ha fomentado en la población el deseo de una mejor asistencia sanitaria primaria. Sin embargo, la imposibilidad de los recursos municipales para dar satisfacción completa a las necesidades reales y a los deseos despertados hace, por otra parte, que su actividad se vea desbordada por los acontecimientos.Tanto las unidades de seguimiento del síndrome tóxico como los centros municipales de promoción de la salud, por tomar dos ejemplos característicos, han puesto de relieve un modo notablemente distinto de entender y ejecutar la asistencia sanitaria básica con respecto a la práctica tradicional en ambulatorios y casas de socorro. Sin embargo, la falta de una planificación general sobre este tema hace que cada uno de estos nuevos centros continúe su línea en solitario.
Cuando lo habitual era la ausencia de historias clínicas en la asistencia sanitaria primaria, este vacío empieza a llenarse en estos centros, que consiguen rebajar sustanciosamente el número de recetas médicas prescritas y aumenta, en cambio, el tiempo de atención y estudio al y del paciente.
En ellos se trabaja de forma integrada, en multidisciplinares, donde se sopesa la información que aporta el médico tanto como la del psicólogo o la del asistente social y cuantos forman ese grupo de trabajo. El problema estriba en la falta de medios para dar respuesta a toda la demanda actual y en la descoordinación intercentros.
El Centro de Promoción de la Salud de Carabanchel tiene un programa que no es, necesariamente, igual al de otros CPS de Madrid. Aquí se desarollan cuatro líneas: planificación familiar, salud materno-paterno-infantil, salud mental y asistencia social. Su modelo de trabajo, que tampoco es necesariamente igual al de otros CPS, se basa en: integrar los aspectos curativos y los preventivos, integrar los aspectos biológicos del ser humano con los psíquicos y sociales, promover y coordinar los recursos que existen en el distrito.
El equipo está formado por un coordinador, un ginecólogo, una matrona, dos psicólogos, un psiquiatra, un asistente social, un internista, un pediatra, dos puericultores y un sanitario. Pero no todos los equipos de los CPS tienen la misma composición.
Asi, la planificación familiar, para este centro de Carabanchel, no es solamente informar y prescribir determinados métodos anticonceptivos, sino también abordar aspectos psicológicos y de relación y sociales que se dan en el trato de la pareja. Se aconseja que acuda la pareja, y no sólo la mujer, a las consultas. Este centro, que ha superado las 250 historias clínicas familiares, está saturado de trabajo.
El 'pilotó' de Pozuelo
El Centro de Salud de Pozuelo de Alarcón, unidad docente de la Clínica Puerta de Hierro, de Madrid, es algo así como el centro piloto en el que la Administración central tiene puestas sus expectativas. Desde diciembre de 1981 a marzo de 1982 se registraron 2.725 actos médicos. El 56% de las personas que acudieron fueron mujeres y el 44%, hombres. De ellos el 7% eran pacientes de edades comprendidas entre 15 y 19 años y el 10% de edades entre los 45 y 49 años la gran mayoría, pues, fueron pacientes en edades comprendidas entre los 50 y 60 años.Es significativo que sólo un 2% de pacientes fueron enviados al hospital, un 4% necesitó especialista, un 24% fue complementado con pruebas de laboratorio, un 17% fue sometido a rayos X y a un 36% se le recetó medicación. Se calcula que la media de recetas en una consulta de medicina general es de 1,5 por paciente, cantidad reducida en este centro de salud a 0,75.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.