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España trata de evitar entrar en la 'guerra del acero' con EE UU

Las autoridades económicas españolas mantienen un contacto permanente con las norteamericanas y con las empresas afectadas con el fin de evitar que Estados Unidos incluya definitivamente a España dentro de la guerra del acero, por la que las exportaciones hacia aquel país están sometidas a derechos compensatorios adicionales que tratan de contrarrestar las subvenciones de que gozan estos productos en los países de origen.En el Ministerio de Economía se confia en que, gracias al convenio suscrito antisubvenciones, ahora existe la posibilidad de comparecer ante la Comisión de Comercio norteamericana, pudiendo explicar allí la postura adoptada con respecto a las exportaciones siderúrgicas.

El informe provisional de la Comisión de Comercio acusó, con carácter provisional, a España y seis países de la Comunidad Económica Europea de subvencionar algunas de las exportaciones de acero a este país; acusaciones que iniciaron la llamada guerra del acero y que podrían culminar en una verdadera batalla comercial cuyos principales perjudicados podrían ser los productos agrícolas norteamericanos que tienen entrada en los mercados europeos.

La opinión mantenida por el Gobierno español señala que la posición estadounidense está motivada por una diferente consideración de los términos, ya que lo que hace la Administración española es gratificar con beneficios, fiscales todas las exportaciones españolas, sin distinguir entre los países receptores de dichas exportaciones.

El Gobierno estadounidense, a pesar de dar la razón a las compañías siderúrgicas de su país, ha rebajado sustancialmente las acusaciones que éstas formulaban contra la Comunidad Económica Europea, al señalar que sólo seis países podían estar protegiendo mediante subvenciones las exportaciones de acero, al tiempo que reducían los porcentajes de tales subvenciones del 40% inicial a un 26% como máximo.

La comisión de la Comunidad Económica Europea, a la luz de la decisión del Departamento norteamericano, reaccionó mostrando un moderado optimismo de que la guerra del acero perdiera parte de su acritud, que ha puesto en una situación difícil las relaciones entre las dos partes. Al tiempo, el portavoz de la Comisión mostró su satisfacción sobre el resultado de las presiones de la Administración Reagan cerca de las empresas siderúrgicas de aquel país para que aceptaran el acuerdo firmado entre Estados Unidos y la CEE el pasado 6 de agosto.

En función de dicho acuerdo, Washington se comprometía a retirar sus barreras a las exportaciones de acero a la CEE a cambio de que los países del Mercado Común limitaran sus exportaciones, pasando del 6,3% pactado en 1981 al 5,576%. Dado que el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha rebajado sustancialmente las acusaciones, contra el acero europeo, se piensa en medios de la Comunidad que la Administración de aquel país logrará convencer a las acerías para que retiren las acusaciones.

Tensiones comerciales

De todas formas, la Comunidad Económica Europea piensa continuar discutiendo la decisión del Departamento de Comercio norteamericano de imponer derechos compensatorios a las exportaciones siderúrgicas europeas, aunque éstos hayan sido reducidos en el peor de los casos a un porcentaje del 26%, en lugar del 40% inicialmente pedido por los fabricantes norteamericanos.Según esto, mientras los siderúrgicos estadounidenses no acepten el acuerdo firmado el pasado mes de agosto, que entrará en vigor el primero de octubre y tendrá un período de validez hasta finales de 1985, y limitalas exportaciones comunitarias a cambio del levantamiento de los derechos compensatorios, crecen las posibilidades de un recrudecimiento en las tensiones comerciales entre ambas zonas.

En medios de la Comunidad Económica Europea se confia en que, una vez se haya demostrado lo infladas que estaban las acusaciones de las empresas norteamericanas, y con el argumento de no entrar a negociar la reducción de exportaciones de tubos de acero comunitario -productos que quedaron excluidos en el acuerdo de primeros de agosto-, las empresas de aquel país se plegarán a las cláusulas de dicho convenio y se entrará en una nueva fase de tranquilidad.

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