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La requisa de Dresser France, calificada de "desafío a Estados Unidos"

La decisión del Gobierno francés de requisar Dresser France, empresa filial norteamericana, para asegurar el envío de material destinado al gasoducto siberiano se considera en los medios económicos galos como un desafio al coloso norteamericano. Mientras que el órgano oficial del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Pravda, se felicita por la iniciativa del Gobierno francés, el diario francés Le Figaro se suma a la calificación de "desafío". La Administración Reagan, por su parte, elaboró ayer "una serie de medidas" para responder al desario francés.

Mañana serán embarcados en el puerto de El Havre (Francia), a bordo del buque Borodin y con destino al puerto de Riga, en el mar Báltico, tres compresores fabricados por Dresser France para la construcción del gasoducto siberiano. Sobre estos tres elementos -y otros dieciocho compresores contratados con esta filial de la norteamericana Dresser Industry Inc., en el denominado "contrato del siglo"- pesa el embargo decretado por la Administración Reagan el pasado 18 de junio para los materiales destinados al gasoducto.El embarque de los compresores obedece a la decisión tomada el pasado lunes por el ministro de Industria francés, Jean Pierre Chevenement, de requisar la compañía Dresser France y proporcionar al gasoducto siberiano el material contratado para su construcción, lo cual supone un choque frontal con las directrices lanzadas por la Casa Blanca al respecto.

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y otros funcionarios de los departamentos del Tesoro y Comercio se reunieron ayer en Washington para discutir la oposición francesa al embargo de equipo norteamericano para el gasoducto decretado después de los sucesos de finales de otoño en Polonia. El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, aseguró que la respuesta norteamericana a la decisión francesa de requisar Dresser France se haría pública en breve.

Entre dos fuegos

La situación de Dresser Industry Inc. y su filial francesa Dresser France es en la actualidad comprometida. En opinión del vicepresidente financiero de la primera sociedad, la empresa está colocada "entre dos fuegos". En junio, se dio la orden a la filial francesa de detener los trabajos de los equipos para el gasoducto, pero Dresser France y sus directores "podrían ser sancionados según la legislación gala con una multa de 60.000 dólares y una pena de un año de prisión si transgreden la orden del Gobierno francés".

Por otra parte, según fuentes gubernamentales norteamericanas, la sociedad Dresser Industry Inc., con sede en Dallas (Tejas), podría ser inscrita en la lista negra de las compañías que no respetan el acta de reglamentos de las exportaciones, lo cual podría suponer graves reveses al tiempo de solicitar licencias de comercio en el exterior.

Una acción punitiva en este punto podría frenar el crecimiento de la compañía, que en la actualidad factura anualmente en el extranjero alrededor de 1.500 millones de dólares, es decir, un tercio de su volumen de negocios total.

Para evitar que la Administración Reagan se decida a aplicar alguna medida coercitiva a la compañía, la dirección de Dresser Industry Ine. solicitó el pasado lunes de la Corte Federal de Washington un dictamen sobre "a qué leyes de qué países se debe someter" la empresa.

En medios económicos europeos que cita la agencia France Presse se señalan las dificultades futuras que se presentarán en la construcción del gasoducto. Para ella se necesitan rotores (la mayor parte construidos en Estados Unidos) y turbinas (construidas por empresas europeas bajo licencia de General Electric). Si se puede proveer de turbinas al gasoducto (diecisiete tienen que ser enviadas antes de fin de año: dos por la RFA, diez por Italia, y cinco por Francia), el problema de los rotores no está aún resuelto, porque sobre estos elementos sí pesa de forma directa la decisión de embargo. Sólo una empresa europea, la francesa Alsthom Atlantique, tiene capacidad para fabricar los mencionados rotores.

Por su parte, el Gobiemo de Bonn ha dirigido una carta a las empresas alemanas en la que les alenta para que cumplan sus contratos y les recuerda la posición de la República Federal de Alemania respecto a la falta de base jurídica del embargo norteamericano. En medios económicos se sabe, sin embargo, que algunas empresas prefieren someterse a las medidas norteamericanas para no comprometer sus exportaciones a Estados Unidos, que suelen ser más importantes que los contratos firmados con la URSS.

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