_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una insistente aspiración, desde hace veinte años

Juan Arias

La transformación jurídica del Opus Dei en una prelatura per onal había sido insistentemente olicitada por los dirigentes de la Obra. Su propio fundador, José María Escrivá, preguntó a la Santa Sede en 1962 cual va ser "la eventual solución del problema institucional del Opus, mediante su transformación en una prelatuta nullius, según se recogía en el extenso documento que su sucesor, Alvaro Portillo, envió al cardenal Sebastiano Baggio, prefecto de la Sagrada Congregación de Obispos, el 23 de abril de 1979.En aquel momento, el derecho canónico contemplaba sólo las prolaturas de carácter territorial, pero Escrivá "obedeció al entonces cardenal protector de la Obra, el cardenal Pietro Ciriaci, que lo animó a intentar igualmente tal solución porque pensaba en la eventualidad de una aplicación extensiva del Código". Sin embargo, el intento no tuvo éxito y Juan XXIII indicó que la petición no podía ser escuchada. Su sucesor en la Santa Sede, Pablo VI, entendió que tampoco podía atenderse la solicitud del Opus Dei, aunque parece ser que consideró la cuestión abierta, a la espera de que el desarrollo de los decretos del concilio Vaticano II permitiera encontrar una solución.

Siempre según el documento que Alvaro Portillo sometió al cardenal Baggio, fue Juan Pablo II quién aceptó la petición" del Opus Dei para transformarse en una prelatura personal y encargó los estudios previos para determinar como podía llevarse a cabo.

En el tercer apartado del documento en que la Obra exponía sus demandas, se describía con cierta precisión el alcance de la prelatura personal que los rectores del Opus Dei aspiraban a conseguir. "Se trata de prelaturas, erigidas por la Santa Sede con carácter netamente secular, bien diversas de la órdenes religiosas, ( ... ) están sometidas a la jurisdicción o régimen (a la potestad legislativa, judicial y administrativa) de un prelado propio", que puede ser obispo o no, «tienen un clero propio con una formación particular adecuada a la finalidad específica pastoral y apostólica propia", «para la formación de los propios candidatos al sacerdocio, las prelaturas tienen seminarios nacionales o internacionales, erigidos por el prelado, al que corresponde la responsabilidad de la dirección disciplinar suprema, de la reglamentación de los estudios, etc.", "el prelado tiene el derecho de encardinar a los alumnos formados en los seminarios de la prelatura y de promoverlos a las órdenes», y es él quién «siempre en el debido respeto a los derechos de los ordinarios del lugar, confiere a cada sacerdote de la prelatura la relativa misión canónica y las facultades ministeriales".

En cuanto a los fieles seglares, su incorporación «no se realiza inediante la profesión de votos o de otros vínculos de carácter sagrado, sino mediante oportimos contratos o convenciones que regularán la mutua prestación de servicios". «Baste pensar", decía aquel documento para explicar la conveniencia de la transformación jurídica del Opus Dei, «que, además del apostolado personal con los propios familiares, amigos, etc., los socios de la Obra ya trabajan (...) en 475 universidades y escuelas superiores de los cinco continentes; en 604 periódicos, revistas y publicaciones científicas; en 52 canales de radio y televisión, 38 agencias de información y publicidad y doce casas productoras y distribuidoras cinematográficas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_