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La nueva ley contra delitos sexuales sustituye en Italia al código fascista

Juan Arias

La comisión de Justicia del Parlamento acaba de aprobar la nueva ley italiana sobre los "delitos sexuales". Se trata de una ley a la que se le ha dado la importancia que un día tuvieron la del divorcio y la del aborto. Ahora tendrá que ser discutida y aprobada por las dos cámaras del Parlamento pero el resultado positivo de la votación se da por descontado ya que se trata de un texto avalado por el apoyo de todos los partidos, tanto los del Gobierno como los de la oposición. Ha costado dos años de intenso debate, en el que han participado también los grupos feministas radicales.Con estas nuevas disposiciones sancionadas por una ley del Parlamento, que sustituye después de cuarenta años a la vieja legislación fascista del Código Rocco, "desaparece la Italia patriarcal, moralista e hipócrita de los procesos por estupro y se abre la puerta a un país más moderno y civil, sensible a los valores nuevos en el campo de la sexualidad", escribía ayer el editorialista de Il Messaggero, Giuseppe Columba.

Desaparecen en la nueva ley los conceptos de "moralidad pública" o de "buenas costumbres" como víctima de los abusos de sexualidad. Estos conceptos eran de marca fascista. Debajo de ellos se camuflaban ideologías y privilegios hoy ya completamente superados.

Desde ahora la víctima de la violencia sexual será la persona física, el individuo como sujeto de derechos. En otras palabras, quien violenta a una mujer no comete un delito sobre todo contra "la moralidad pública", sino que ofende a una persona humana. Y desde ahora el que interviene y castiga es el Estado, como en todos los otros tipos de violencia.

Y por eso desaparecen algunos conceptos del viejo código que tanto hacían enfurecer a los movimientos feministas, como por ejemplo la distinción, en caso de violencia a una mujer, de penetración consumada o solo intentada. En el pasado esta distinción jurídica y ridícula había contribuido a convertir los procesos a veces en una auténtica vergüenza para la víctima y una exhibición de mal gusto. Y muchas mujeres víctimas de violencia carnal se negaban a denunciar a sus agresores ante el temor de caer en uno de estos desagradables interrogatorios públicos que convertían a veces el tribunal, como ha escrito un observador, en un "escenario pornográfico".

Lo mismo cabe decir acerca de las ideas que la víctima pueda tener sobre la sexualidad o cuál haya sido su vida privada en este campo. Ahora cuenta sólo la violencia ejercida contra una persona. De este modo, la mujer violentada no deberá ser sometida en los tribunales a la increíble tortura de exponer con pelos y señales su historia sentimental y sus inclinaciones personales.

Como también será castigada con el mismo rigor la violencia carnal realizada en grupo, un fenómeno que ha crecido mucho en este país por obra de ciertas bandas fascistas.

Otra de las novedades es que se crea el delito de la llamada mano muerta o del tocón. Lo que antes se consideraba casi un mérito del macho italiano, hoy viene contemplado por la nueva ley como un auténtico delito, castigado hasta con seis meses de cárcel y, si se trata de menores, hasta un año.

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